La agenda global de 2019

en el año que entra van a ponerse todas las cartas sobre la mesa. Hay mucho en juego: desde el futuro de las instituciones del orden internacional hasta la misma democracia y los derechos sociales y laborales que muchas sociedades consideraban adquiridos o se daban por descontados. Habrá que ver cuán potente es la ofensiva para erosionar estos principios, pero también cuán ágil y creativa es la capacidad de resistencia. Porque en esta pugna surgirán oportunidades.
Así plantean el futuro inmediato de nuestro mundo dos de los principales think tank españoles dedicados al estudio de las relaciones internacionales, el Cidob y Esade Geo, en un informe conjunto hecho público estos días. En él se exponen los diez grandes temas o focos que van a marcar la agenda global en los próximos doce meses.
La partida –añaden– no terminará en 2019, pero sí será un momento de toma de posiciones, de definición de alianzas y estrategias. La relevancia de este año no estará determinada por el resultado final del enfrentamiento, sino por la constatación de que lo que está en juego son elementos básicos del progreso global. Y concluyen: “En 2019 volveremos a lo básico”.
El primer gran foco en que pone la atención el informe se centra en el multilateralismo y el menoscabo que éste viene conociendo de la mano de Donald Trump. Se trata, por lo demás, de una tendencia que no sólo no tiene visos de que vaya a revertirse a lo largo del año en curso, sino que podría reforzarse vía algunos países que podrían seguir los mismos pasos, bien por sintonía con la política exterior del presidente norteamericano, bien porque se sienten mal representados en marcos multilaterales a los que hoy por hoy pertenecen.
Los anuncios de que Brasil rechaza la presidencia de la COP25 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático) o las bajas de varios países europeos del Pacto mundial para las migraciones, apuntan hacia esa tendencia.
El estudio que comentamos recuerda cómo en 2018 fuerzas populistas –abiertamente xenófobas en muchos casos– accedieron al poder en países como Brasil e Italia. De ahora en adelante habrá que estar atentos a ver si el ejercicio del poder las desgasta; a comprobar si tienen o no recorrido los intentos de generar una estrategia política compartida por parte de este segmento ideológico y, sobre todo, a analizar hasta qué punto son capaces de forzar una marcha atrás en temas de género, inmigración, pena de muerte o derechos del colectivo Lgbti.
En este sentido, una de las grandes batallas de lo que se podría llamar “la internacional populista de derechas” serán las elecciones de mayo al Parlamento Europeo. Será el momento de comprobar –dice– si estos movimientos han conseguido cohesionarse y si su estrategia ya no pasa por detener la construcción europea, sino más bien por apropiársela.

La agenda global de 2019

Te puede interesar