Las dos casillas de la Iglesia

Con la puntualidad de todos los años por estas fechas Hacienda ha abierto sus ventanillas –más informáticas que otra cosa- para que los contribuyentes terminen de saldar sus eventuales deudas con las cuentas públicas. Y con parecida regularidad organizaciones tributarias,  de ahorro y de otros cometidos están desplegando las  asesorías de turno.
Entre ellas, la Iglesia católica en lo que de una u otra manera más le afecta: las célebres dos casillas de la declaración de la renta por las que el contribuyente puede decidir el destino de una pequeña parte de sus impuestos, el 0,7 por ciento en cada una,  para dedicarlo a los fines propios de la Iglesia y/o a otras iniciativas de interés social general.
Como tantas veces se ha dicho,  ambas vías de aportación o asignaciones tributarias  son compatibles y por ellas el declarante ni va a pagar más ni le van a devolver menos. Se trataría de contar con más recursos para ayudar más. 
No obstante, según datos de la campaña del año pasado, correspondiente a las rentas de 2016,  600.000  nuevos declarantes no marcaron ninguna de las dos. Hubo menor número de declaraciones en  favor de ´la Iglesia (-1,39 por ciento), pero el total de la asignación recibida fue mayor (+ 2,83 por ciento). Galicia, por cierto, fue la tercera comunidad autónoma menos sensible a la casilla de la Iglesia. 
Con todo ello se pretende cubrir si no el total, sí una parte del trabajo que la Iglesia despliega entre los desheredados de la sociedad, creyentes o no creyentes: mujeres maltratadas, trata de blancas, discapacitados, drogodependientes, inmigrantes, defensa de la vida y personas vulnerables en general. Y labor  también humanizadora, de acompañamiento y consuelo a dependientes necesitados de compañía,  que en esta nuestra sociedad de mayores, con creciente esperanza de vida, cada vez son más y precisan de mayor ayuda. 
La lista sería interminable. Siguiendo una tradición multisecular en la Iglesia católica, muchas son las órdenes religiosas  hoy también dedicadas a esta tarea y muchos  los voluntarios que con ellas colaboran. Por su diversidad y rango de actividades se trata de un trabajo único.
Por eso la Iglesia bien puede ser considerada como un bien social,  más allá de su actividad pastoral,  docente y sanitaria,  que son las que mayor visibilidad acaparan. Por eso también resulta más que aconsejable  marcar la casilla de la Iglesia.  
Y hacer lo propio con la  destinada  a fines sociales. Porque de lo llegado por esta segunda vía  se beneficia, entre otras instituciones y entidades, Cáritas, que es, como bien se sabe, la responsable de la acción caritativa y social de la Iglesia en España a través de sus miembros confederados. Dentro de un par de domingos celebrará el Día de la Caridad, con la cuestación especial correspondiente, bajo el lema “Compromiso social y caridad transformadora”.

 

Las dos casillas de la Iglesia

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