Aunque casi a cuentagotas, poco a poco se van conociendo nuevos detalles de la denuncia de una muchacha de 16 años contra un riveirense de 38 al que acusó de agresión sexual que, según su declaración, tuvo lugar en octubre pasado, y sobre la que el imputado negó ante la jueza su implicación en los hechos. La niña dijo que conoció al presunto agresor un año antes cuando se vio envuelta en una pelea y tanto él como el novio de ella se ofreció a ayudarla. El ahora denunciado se ofreció a llevarla a su oficina cuando ella le dijo que tenía que ir al baño. Al salir de esa dependencia, ella vio que ese hombre estaba viendo porno a través de un chat gay adulto y la invitó a que lo observara con él.
La niña dijo que al principio no accedió, pero como le insistió acabó participando en una conversación en la que el interlocutor le pidió que se quitase la ropa, algo en lo que también insistía su acompañante, aunque no lo llegó a hacer. La menor dijo que ese hombre la invitó a fumar marihuana para que estuviera relajada, pero ella se negó, aunque en fechas posteriores empezó a consumir lo que él le facilitaba. Poco después llegaron a la oficina unos amigos de ella a los que, dijo, también invitó a participar en el chat, pero todos se negaron y se marcharon. Pero, a partir de entonces, la niña y el denunciado empezaron a entablar una relación más estrecha, llegando a ser este último su persona de confianza cuando sus padres se estaban divorciando, llegando a apartarla de su madre, hablándole mal de ella y poniéndola en su contra, al igual que con sus amigos. Precisó que hizo lo mismo con el otro chico que estaba con ellos y que acabó saliendo con la niña hasta que se enteró el riveirennse de 38 años y los enfrentó, aunque no llegaron a enfadarse. Tras la supuesta agresión en el polígono de Boiro, ella se distanció del denunciado.