Uno de los robos más llamativos y misteriosos de los perpetrados en Catoira en los últimos meses, la sustracción de la campana de la capilla de las Torres de Oeste, continúa sin resolverse y parece que así seguirá. “É moi difícil” llegar a dar con los ladrones, comenta el alcalde, Alberto García. Y es que ni siquiera se sabe con exactitud el día que se produjo el robo. Fue un vecino el que, en la mañana del 3 de febrero, se percató de que faltaba la campana cuando paseaba por el entorno de las Torres. Además, vio que la estructura de madera que sujetaba el instrumento estaba tirada en el suelo.
El emplazamiento de la antigua fortaleza, alejada del núcleo de la villa y sin que apenas se registre actividad en la zona, supone la práctica inexistencia de pistas. Aunque algunas sospechas hay. García cree que el robo se prepetró por vía fluvial, lo que supone que los ladrones se habrían llevado la campana en una embarcación. El alcalde expresa este convencimiento tras haber visionado las grabaciones de las cámaras de videovigilancia instaladas en el Centro de Interpretación do Patrimonio, inmueble situado en la entrada del recinto de las Torres. Las cámaras no registraron ninguna actividad o movimiento sospechoso en los días inmediatamente anteriores a descubrirse el robo, lo que lleva a pensar que los delincuentes no usaron el acceso principal (el único por el que puede entrar un vehículo) para llevarse la campana.
reposición
Por el momento la capilla dedicada a Santiago continúa sin campana y el alcalde indica, a este respecto, que quien tiene que reponer el instrumento “é Patrimonio, que é o que ten competencias sobre as Torres de Oeste”, declaradas Monumento Nacional desde el año 1970. Se trata, sin ningún lugar a dudas, del principal recurso patrimonial de la villa vikinga y su mayor atractivo turístico.