El Festival do Norte se despidió ayer una nueva edición, la segunda que se celebra en A Illa de Arousa, y que se caracterizó por un tímido comienzo a causa del mal tiempo, pero que poco a poco se fue recuperando a medida que el sol ganaba protagonismo durante los días fuertes del fin de semana, especialmente el sábado.
El cambio de ubicación del festival y la introducción de los conciertos en diferentes establecimientos resultaron unas novedades que contribuyen a que este evento musical se mantenga vivo y deje un poso de repetir a los ya incondicionales del FdN en el primer fin de semana de julio.
Después de todo el ajetreo del sábado por la noche, donde cientos de jóvenes disfrutaron de la mejor música indie del momento, la jornada del domingo fue un poco más tranquila y los grandes escenarios fueron mudándose por los conciertos más íntimos en los diferentes establecimientos colaboradores.
Álex Casanova, Cooper y Hidrogesesse fueron los encargados de cerrar un festival que incluye numerosas actividades paralelas y que ha sido capaz de convertir a A Illa de Arousa en un referentes de la música y de la diversión para la juventud.
Estos conciertos en los bares han tenido gran aceptación, habida cuenta del ambiente que se vivía en todos ellos, por lo que no sería de extrañar que en próximas ediciones se repita esta experiencia y que incluso haya más locales dispuetos a colaborar y a participar en una iniciativa musical ya consolidada y que se ha convertido en un foco de atracción para cientos de jóvenes en las puertas del verano.