Establecimientos hosteleros cuyos dueños han decidido no reabrir sus puertas para evitar más pérdidas con el funcionamiento de sus terrazas al 50% figuran entre los más afectados por la crisis de la Covid-19, pero la gran mayoría lo hacen para esperar a un mejor momento para funcionar en mejores condiciones. Sin embargo, en el sector textil ya hay un negocio que se ha convertido en la primera víctima de esta difícil situación. Se trata de la tienda multimarca Ohana, situada en la Rúa de Galicia, que volvió a abrir el lunes pero que es algo temporal pues ya tiene fecha de cierre. Será el próximo sábado, y curiosamente será coincidiendo con el día que cumple su primer aniversario.

Su propietaria, Eva María Queiruga, manifestó que se ve obligada a echar el cierre porque no resulta rentable “como sucede con los negocios que funcionan por temporadas”, precisó. La decisión no la tomó ahora, sino que lo hizo cuando habían transcurrido cuatro semanas desde la declaración del estado de alarma, pues empezó a percibir la gravedad de la crisis y que sería imposible salir adelante. A ello, hay que añadir que, pese a que permaneció cerrada casi dos meses, ha tenido que estar pagando por el alquiler sin tener ingresos. Respecto a lo que percibió en la gente en estos primeros días de la fase 1 de la desescalada, afirma que “sale a la calle después de semanas de confinamiento, pero lo hace sin ganas de comprar y tampoco tiene dinero para hacerlo”. En este sentido, precisó que hay muchas personas que aún no han cobrado por los ERTE y con las ayudas que les dan no les sirve para comprar artículos de lujo como la ropa que ella vende. En su caso, indica que las ayudas que les ofrecen a empresarias como ella sólo les sirven para aplazar pagos “y para empeñarse”.

Eva María Queiruga manifestó que en enero pasado ya había adquirido ropa de la temporada de verano, pero la mayor parte no la podrá vender al haber perdido dos meses en que estuvo cerrado el comercio y por la crisis económica que afecta a la gente. Sus clientes se han sorprendido cuando el lunes vieron en los escaparates los carteles de “liquidación por cierre”, que avanzan el final de este comercio del pueblo en el que se invirtieron 10.000 euros en mobiliario y reformas, y otros 25.000 en ropa. Para dar salida a la mercancía hace descuentos de entre el 70% y 90%, dejándolo a precio de coste, pero aún así cree que se quedará con la mayor parte de la ropa, que vaticina que acabará poniendo a la venta por Internet.