SANXENXO - “Si un conflicto deixa o campo cheo de amistades moribundas, terémolo perdido todos”

SANXENXO - “Si un conflicto deixa  o campo cheo de amistades moribundas, terémolo perdido todos”
Diario de Arousa-2014-09-05-012-41eec992

Tras recorrer, durante más de hora y media, los sesenta puestos de venta de cebolla que ayer participaron en la Feira que tenía lugar en el puerto, la comitiva oficial se subió al palco para entregar a Alfredo Conde y a Antonio Castro las Cebolas de Ouro de este año.
El contrapunto a la brevedad de Alfredo Conde, escritor de renombre, para agradecer la distinción, la puso Antonio, “Toño”, Castro. Mientras participaba en el largo paseo institucional, presidido por la alcaldesa, saludando a las vendedoras de cebollas, confesaba que se sentía “nervioso”, pero sobre todo estaba emocionado.
Toño Castro, como le llaman sus amigos en Sanxenxo, tenía un mensaje que enviar, referente al conflicto que en los últimos meses ha enfrentado a vecinos y amigos por la construcción de los pantalanes.
Y lo hizo. De forma poética, suave, respetando la sensibilidad que suscita un conflicto que ni siquiera nombró y, sobre todo, con una asombrosa humildad. “Estou seguro de que ningún dos nosos arenais cedería nin un so gran da súa area se supera que con el estamos sepultando amistades”.
Un aplauso interrumpió su discurso. “Calquer conflicto que deixe o campo de batalla cheo de amistades moribundas será un conflicto que teremos perdido todos”. Antonio Castro dio entonces un pequeño giro a su intervención y retomó el rol de juez, como él lo entiende, como pacificador de conflictos: “Un pobo é máis grande canto maior é a súa capacidade de tolerar as discrepancias” y se aventuró a sentenciar: “Si vamos a acabar coas amistades, o único que faremos é facer chorar ás cebolas, acabarán morrendo e logo, que ibamos convertir en ouro cada ano? De que nos ibamos a sentir orgullosos?
Dejó entrever su faceta literaria conjugando los 56 segundos que se tarda en recorrer la distancia que separa su casa natal del puerto en el que ayer recibía su Cebola de Ouro, con los 56 años de su vida, en los que vio evolucionar y cambiar su pueblo natal, en el que las pequeñas casas, los olores, los silencios e incluso las playas, fundamentan cada recuerdo de su infancia. Y  no pudo evitar concluir su no breve intervención haciendo una mención específica a sus amigos, con los que compartió el galardón, y con su familia. “Hoxe falta algún abrazo, de persoas que nos están mirando desde outra liña da vida. Pero esta Cebola non ten sentido sen a miña familia: A miña irmán, Nena; os meus fillos Yago e Toñín, e Carmen, coa que non so comparto este premio senón os últimos 31 años da miña vida.
Y tras los aplausos, una docena de mujeres, lilainas todas, y algún hombre, se subió al escenario para cantar al juez “Con un sombrero en la mano”. n

SANXENXO - “Si un conflicto deixa o campo cheo de amistades moribundas, terémolo perdido todos”

Te puede interesar