El Boiro despidió el año con un empate de enorme valor en el campo del líder Bergantiños (2-2) en un partido en el que ofreció una gran imagen y enorme entereza. Y es que el conjunto de Rubén López vio como Rubén Rivera, un vioejo conocido de la afición de Barraña, daba la vuelta a falta de apenas diez minutos al tanto logrado por Elier en el inicio de la segunda parte. Lejos de venirse abajo el Boiro buscó el empate y lo encontró a través de un penalti transformado por Paco en los últimos minutos.
La jugada del 2-2 se cobró dos expulsiones en los locales. Borja Facal vio la segunda amarilla tras la acción en la que cayó derribado Óscar Martínez, mientras que el meta Cristopher vio la roja directa tras lanzar un balonazo sin puntería sobre Paco después de que este le dedicase el gol marcado al estilo Panenka. Contra nueve, al equipo arousano le faltó tiempo para llevarse más botín, el árbitro solo concedió tres minutos de aumento, tiempo insuficiente para hacer valer la superioridad numérica.
El Boiro hizo una muy buena primera parte, apenas pasó apuros, tuvo varias fases en las que manejó el balón en campo contrario. El Bergantiños reservó de inicio a jugadores importantes como Rivera y Cañi y lo cierto es que en ningún momento dio la impresión de ser superior al Boiro. La diferencia de puntos en la clasificación no se reflejó en el campo.
En la segunda mitad el Bergantiños tuvo que dar un paso al frente. Su técnico Miguel Figueira hizo un doble cambio en el descanso, aunque su equipo siguió encontrando muchas dificultades para desordenar con el balón a los de Barraña.
De hecho el Boiro siguió jugando cómodo, sin pasar apuros y pisando campo contrario. Así llegó el 0-1. En un robo en medio campo de Óscar Martínez sobre el inicio de juego de los coruñeses, ayer muy espesos. Elier condujo desde el centro del campo, con Changui a su lado. Fue un dos contra dos en el que el canterano leyó bien la jugada, cuando llegó al área, dribló hacia el centro y lanzó cruzado y ajustado, lejos del alcance de Cristopher.
El 0-1 despertó a la bestia. El Bergantiños se echó hacia arriba, ya más directo, más en su esencia. Los de Carballo se volcaron, obligando al Boiro a defender con atención. Pero el primer error de bulto les costó el empate. Un inocente penalti de Carlos sobre Aarón permitió a Rivera hacer el 1-1 desde los once metros. Este tanto dio más alas al líder. La insistencia del equipo de Miguel Figueira se tradujo en el 2-1. Fue en una acción entre Cañi y Cano por la derecha, el centro del ex del Silva lo cabeceó muy bien Rivera sin saltar.
Parecía que el partido estaba resuelto. Rubén López no se quedó de brazos cruzados. Restaba menos de un cuarto de hora. Hizo cambios y el Boiro no bajó los brazos. Llegó el mano a mano de Xacobe y la acción del penalti que vale un puntazo de oro. El Boiro llega al parón navideño fuera de puesto de descenso y volverá al trabajo el día 2 de enero.