Es muy difícil que una fiesta en la que suenen éxitos de los de toda la vida no se levante todo el público a dar palmas. La clave no está ni en la calidad vocal, ni en el hecho de que el escenario esté totalmente limpio de músicos e instrumentos y que se opte por el “playback” en buena parte del espectáculo, sino en saber combinar las letras que han hecho bailar, llorar y enamorarse a muchas generaciones en este país. Fueron las canciones de Karina, Los Pecos o Tony Ronald las que elevaron el ambiente en A Xunqueira de la mano de los Supersingles o, lo que es lo mismo, esos ex “triunfitos” que se han mantenido en la cresta musical gracias al show de María Teresa Campos.
En el programa de San Roque se presentaban como siete, pero a las diez y cuarto de la noche solo se subieron cuatro en el escenario. Las gradas del campo de juegos de A Xunqueira ya estaban llenas desde antes de las diez. Fue cuando se apagaron las luces cuando decidieron levantarse para poder bailar al ritmo del televisivo “Que tiempo tan feliz” que sonó altísimo. Solo ellos, Salva y Ángel, pronunciaron bien el nombre de la ciudad. Ellas, Anabel y Mercedes, insistieron hasta el final en el Villagarcía y en el Arosa.
Lucieron el mismo vestuario en la hora y cuarenta minutos que duró el espectáculo y fueron encadenando éxitos de los 60, de los 70 y de los 80 que, al margen de los problemas técnicos y del “playback” que dominó en muchas de las canciones, hizo que A Xunqueira vibrase desde el minuto uno. La generación que se enamoró en los 70 era la que conformaba la mayoría del público que supo revivir el espíritu del “güisquicheli” y  la “discoteque” y aplaudir éxitos de su juventud.
Hubo fallos de interpretación y también de conexión entre las cuatro voces y se lamentó que optasen por el “pregrabado”, muy malo y poco trabajado, en algunos temas cuando ya demostraron en su día en OT que el directo no se les queda grande. Abusaron en exceso del formato televisivo al que están acostumbrados con pausas muy largas, pero lo contrarrestaron regalando tres canciones al final que incluso hicieron bailar al alcalde en el backstage. Su empuje televisivo salvó los platos de un concierto que se queda en la parte baja del ránking de San Roque. n