Miles de personas abarrotaron ayer los cementerios de las localidades arousanas con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos. Los ayuntamientos ampliaron los horarios de apertura de los camposantos para que sus vecinos tuviesen tiempo suficiente para visitar a sus difuntos y colocar flores en las lápidas, nichos y panteones.
Los trabajos de limpieza que se realizaron a lo largo de toda la semana pasada ofrecían una imagen renovada de los cementerios, cargados de flores en cada uno de los nichos.
Familias enteras se reunían en torno a las tumbas de sus seres queridos ya fallecidos, que iluminaban con las velas que se podían adquirir en los improvisados puestos de venta que se instalaron en los lugares sagrados de mayor tamaño.
Uno de los cementerios que sobresalía entre los demás era el de Santa Mariña de Cambados. A la belleza monumental se unía la artificial con las flores y velas, antes del inicio de una multitudinaria misa.
Los puestos de venta de flores permanecieron abiertos hasta última hora para facilitar su compra a los más rezagados. Además, los desplazamientos a las floristerías fueron una constante, no solo ayer, sino durante toda la semana para decorar los cementerios y dotarlos de color al gris de la piedra y al blanco mármol.
Después de varios años con caída de ventas, las floristerías experimentaron un repunte en unas fechas en las que el sector obtiene una buena parte de los ingresos previstos para cada ejercicio.
La numerosa afluencia de visitantes a los cementerios ocasionó algunos problemas de estacionamiento a primeras horas de la tarde, lo que motivó que los ayuntamientos dispusieran de un operativo de guardia para evitar colapsos.
Asimismo, también dispusieron de brigadas de limpieza que actuaron a lo largo de toda la jornada con la intención de que los cementerios presentaran una buena imagen durante el día del año en el que reciben más visitantes.