Un nuevo robo vuelve a poner en el punto de mira la inseguridad que sienten vecinos y comerciantes de las galerías Gallego, donde son frecuentes los actos vandálicos. La última víctima fue Fátima Ferro, gerente del comercio Tximeleta, que sufrió un robo de madrugada. 
Los delincuentes accedieron al interior de local quitando un cristal, que después volvieron a poner en su sitio. Nadie escuchó ningún ruído, ni siquiera el vigilante de seguridad de la zona. Y es que no hicieron ningún ruido, desmontaron con profesionalidad el cristal, entraron al comercio y se llevaron el dinero que había en la caja, unos 400 euros.  
“Había un portátil y no lo cogieron”, explica Ferro, que ayer se lamentaba de las consecuencias del robo en su economía de autónomo. “Hoy tenía que pagar una factura”. Pero lo que más le duele es lo insegura que se siente, tanto ella como el resto de locales que comparten espacio.
“Ayer hubo un jaleo en Hacienda y no se puede hacer nada. Ellos saben que no los podemos echar, ni la Policía los puede echar”, asegura en referencia a los “okupas” que tienen tomado el interior de las galerías.
La Policía Científica ya se desplazó ayer por la mañana al comercio, pero comprobaron con disgusto que los ladrones no habían dejado huella, por lo que se sospecha que pudiera ser un grupo profesional. “Tuvieron que ser varios, porque este cristal pesa”, comenta el marido de la propietaria de la tienda.
Ambos se desplazaron después a Comisaría para presentar una denuncia. Los hechos ocurrieron por la noche y nadie escuchó nada sospechoso. La tienda no tiene cámaras de vigilancia que puedan echar luz sobre el silencioso robo. 

Una queja frecuente
Lo que tiene claro la víctima del robo es que el hecho de que en la zona pululen con frecuencia personas que se dedican a delinquir no ayuda a que se sientan, precisamente, muy seguros. Sobre todo porque convierten las galerías en su territorio y las consecuencias de esta actitud se podían ver ayer por la mañana en la zona.  
Breaks y bolsas de plástico tirados por el suelo es la estampa habitual en una zona donde hay tres edificios, varios locales comerciales e incluso una administración pública. No es la primera vez que vecinos y comerciantes de las galerías Gallegas alzan la voz contra este problema.
En varias ocasiones pidieron la ayuda de la Policía e incluso del gobierno local. Al Concello, escribieron varios escritos y recibieron respuesta de que se incrementaría la presencia policial en la zona. Sin embargo, la situación sigue siendo la misma.
Ayer la víctima fue una de las comerciantes, pero en otras ocasiones son los vecinos los que se quejan de problemas más relacionados con el vandalismo o con el trapicheo de sustancias estupefacientes. Un problema para el que reclaman una pronta solución en una zona situada en pleno centro urbano del municipio. l