De poco o nada le sonarán a la gran mayoría las siglas MMA. Y menos si están vinculadas a un deporte. Pero es que en España existe un gran desconocimiento acerca de las artes marciales y por ello los que optan por adentrarse en ellas se suelen ver obligados a viajar muy lejos para perfeccionar su formación. Es el caso de Fernando Outón Pérez, un deportista de Sanxenxo al que las artes marciales le han marcado para siempre. Comenzó con 18 años en el gimnasio del Club Náutico aprendiendo defensa personal pero pronto se adentró en el mundo de las MMA (Artes Marciales Mixtas), una modalidad que lo incluye todo. “Abarca todas las artes marciales y por eso no hay que dejar ninguna sin entrenar”, comenta.
Fernando es también un especialista en kickboxing, modalidad en la que ha triunfado a nivel gallego en -71 kilos. Pero la mayor amplitud y complejidad de las MMA le ha encandilado. Es un deporte de contacto y muy físico donde se pueden usar las rodillas, los puños y las patadas. “Nada tiene que ver con el judo, el taekwondo o el karate, en las MMA hay que demostrar mucha preparación física”. Este año se proclamó campeón gallego de esta modalidad en -66 kilos.
Fernando entrena entre tres y cuatro horas diarias. Lo hace entre un gimnasio local, especializado en esta modalidad que va ganando adeptos en Sanxenxo y en toda Galicia, y otro en Santiago. Pero aún muy lejos de la relevancia que tiene en otros lugares del mundo. Por ello no ha dudado en trasladarse un tiempo a Nueva York para trabajar al lado de una auténtica leyenda, el tailandés Coban Lookchaomaesaitong, que posee un gimnasio en la ‘Gran Manzana’ donde entrenan los mejores luchadores del mundo en MMA y en distintas modalidades de artes marciales. Es el caso de Eduardo Dantas o Artur Kyshenko. Con ellos, y con otros, ha estado trabajando en Nueva York perfeccionando su formación. Difícil hacerlo en un lugar mejor, pero repetir es complicado por el coste económico.
Comenzó a competir a los 22 años. Lo hacía con el club de Sanxenxo pero ahora ya pelea con el club CAMM de Santiago. Un paso en su carrera, aunque lo de ser profesional de esta disciplina no es fácil en Galicia, si bien él es ambicioso y para nada lo descarta. Ahora lo practica porque le gusta, el futuro aún está por descubrir. n