Una familia residente en el lugar de Campo asegura vivir un auténtico calvario desde hace 11 años, con frecuentes inundaciones de aguas fecales en su propiedad que, afirman, llegarían incluso al interior de la vivienda si no fuera porque han decidido romper un tubo del alcantarillado. Precisamente el problema reside en la red de saneamiento de la localidad que, cuando se atasca, provoca un retroceso de las aguas sucias y que desemboquen en su finca. Eso piensa la propietaria, Eva López, quien ha reclamado una solución al Concello en multitud de ocasiones, pero únicamente recibe por respuesta una limpieza y la última vez, ni eso, según ella.
La cuntiense relató ayer que lleva más de una década sufriendo esta situación, a pesar de sus reiteradas quejas ante el Ayuntamiento, tanto verbalmente como por escrito, pero “agora xa estou  moi cansa de que me dean largas. Ata agora viñan a limpar, pero en cinco meses volvía a pasar, pero esta vez xa nin viñeron”, declaró.
Según la afectada, el pasado sábado los desechos que circulan por el alcantarillado volvieron a acabar en el jardín que rodea su vivienda y el garaje. Sin embargo, en esta ocasión, el Ayuntamiento no envió a nadie. “Dixéronme que ata o lunes non podían, porque o traballador estaba tocando coa banda e outro nunha excursión, pero hoxe –por ayer– ninguén apareceu”.

insalubridad
Para López esta ha sido la gota que colma el vaso y por ello decidió acudir a los medios de comunicación. Se siente abandonada porque, si bien entiende que hay necesidad de realizar otras mejoras en el alcantarillado municipal, considera que su caso es de urgencia porque “xa é un problema de insalubridade”. De hecho, afirmó que las fecales alcanzarían el interior de su casa si no fuera porque “rompín un tubo do alcantarillado”, en un intento desesperado por evitar males mayores.
La afectada explicó que el problema reside en que la red general carece de pendiente suficiente para circular a su paso por esta zona y en cuanto se produce un atasco, las aguas que circula por ella retroceden hasta acabar vertiéndose en su propiedad.
Afirma que su desesperación es tal que ha llegado a llamar a la central de Emerxencias de Galicia, al 112, solicitando su intervención, pero “dixéronme que era un problema do Concello”.
El resultado es que desde el sábado espera a que la administración mande un camión para limpiar la propiedad, pero, sobre todo, una solución definitiva para poner fin a 11 años de tan desagradables inundaciones. Además, su caso es el único de Campo porque su propiedad se encuentra en una cota más baja que el resto.