“Algo habrás hecho bien, Rosa”, “Eso espero”, responde ella; una profesora vilagarciana que se retira tras 31 años de docencia ininterrumpida en la unitaria de Guillán y es tan querida que, padres, vecinos e incluso exalumnos, le dieron ayer un gran homenaje sorpresa. Ante semejante y bella confabulación, la docente no pudo evitar derramar alguna lágrima. “¡Imagina! Hasta te encuentras con alumnos de hace 30 años... Ha sido precioso, me siento muy emocionada y agradecida”, relataba tras el acto.
La comunidad escolar puso todo en marcha con la complicidad de la familia de Rosa Gago cuyo primer destino fue Pontevedra cuando contaba con 27 años de edad, pero que, en cuanto pudo –a los tres años– pidió el traslado a su tierra natal y nunca se movió. “Siempre estuve muy a gusto”, explica.
Tal fue el secretismo logrado –la cita se convocó mediante un sistema de buzoneo–, que su cara fue todo un poema. No era para menos. El grupo de gaitas Treboada de Guillán la recibió con sus melodías en la Casa de Cultura a donde acudió engañada por los suyos. Posteriormente le entregaron un ramo de 31 rosas blancas y algunos invitados dijeron unas palabras en su honor, agradeciendo su afecto y su profesionalidad durante todos estos años. Han sido tantos que incluso ha sido la maestra de padres e hijos. De hecho, fue la primera docente de muchas generaciones de vecinos. La despedida oficial será el jueves, cuando le dirá a sus niños, los últimos, que tendrán nuevo profesor tras las vacaciones de Navidad. No será fácil porque “es una etapa muy afectiva”, agregó la docente. Sin embargo, .les pedirá que se porten tan bien como lo hacen con ella.
Rosa Gago se retira con los más altos honores de la docencia: el cariño de padres y alumnos. l