Gracias a la democracia, Iglesias está ahí

Gracias a la democracia Pablo Iglesias es vicepresidente del gobierno de España tan legítimo como el que más. Pero con epítetos y ataques a la democracia de nuestro país y las instituciones ni gana él, ni gana nadie. Más aún, mientras sea vicepresidente tiene la obligación de defender las instituciones y las leyes mientras no sean cambiadas por una mayoría cualificada. En eso consiste la democracia.

El vicepresidente no puede despachar como si estuviera en la oposición, ni él, ni ningún otro como es habitual en muchos políticos, en muchos casos para cubrir su incompetencia. Eso sí, dentro del gobierno tiene derecho a proponer y conseguir aprobar parte de su programa en convivir con el socio de gobierno. Así es la democracia para dialogar, acordar y gobernar para todos. Lo que no debe hacer mientras esté en el gobierno, es dar mala imagen de país culpando a nuestra democracia de mala, en todo caso lo será por culpa de los partidos políticos que no cumplen democráticamente el art. 6 de la constitución dado que cuando alguno de sus militantes opina en contra la cúpula del partido es condenado al ostracismo e incluso expulsado del partido.

Es una mala costumbre de ciertos políticos decir lo que no creen para sacar titulares dándole la oportunidad a los acérrimos adversarios deseosos de que meta la pata. Lo que necesita el país es ganar la confianza en las instituciones y los políticos. La calidad democrática depende de los políticos que dirigen los partidos y de una justicia que traiga a raya a gobiernos y políticos que no cumplen las leyes. Para eso debe de haber separación de poderes en la práctica real, porque en nuestra Constitución así se proclama.

Muchos políticos buscan el sorpasso como es habitual en Pablo Iglesias, pero debe darse cuenta que en los países comunistas no hay democracia y que también hay repúblicas bananeras. Por lo menos en España no se puede decir que no hay democracia, aunque es mejorable como en otros lugares, pero eso depende de los dirigentes de los partidos políticos. La democracia es como una finca, hay que trabajarla y abonarla para que dé mejores frutos. La democracia necesita cuidados diarios con trabajo, honestidad, lealtad y cumplimiento de las leyes y al pueblo que elige a sus representantes para resolver sus problemas. Esto es lo que tiene que hacer un político sin coger atajos para conseguir poder personal.

Gracias a la democracia, Iglesias está ahí

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