En la edad media unos comerciantes genoveses reclamaron a otros comerciantes catalanes una deuda, le respondieron con una querella para enredar y a ser posible ganar, es lo que en el argot judicial se llama: “querella catalana”. Los políticos catalanes, igual que los políticos de los últimos años de nuestra democracia, hicieron todo lo posible para mantenerse en el poder con la chequera del Estado cuando el gobierno central no tenía mayoría absoluta, creando desigualdades, pero la mala administración, la crisis, la mayoría absoluta del PP y errores del pasado pusieron al descubierto la insoportable deuda de la Genaralitat de 46 mil millones de euros, de la que nadie quiere ser responsable.
Los ciudadanos siempre fueron pasto de las manipulaciones y los egoísmos de malos gobernantes que causan división y meten a la población en sus guerras. A muchos políticos de Cataluña les une la pela y cierta corrupción, buscan las vías clásicas del oportunismo, el trilismo político para ocultar su incompetencia al tiempo que graban sus nombres en la historia del independentismo que reivindican los Paisos Catalans que pertenecieron al Reino de Aragon, enfrentándose a toda España, Francia e Italia y todo por la pela, sin base que la sustente más que los países Vasco y Gallego que tienen algo que decir. Es la perfecta cortina de humo para encubrir la mala administración de fondos públicos, tanto de la derecha como de la izquierda que allí gobernó. Es infinita la capacidad humana para complicar las cosas y la vida de los demás sin pensar las consecuencias del futuro del pueblo, por pensar solo en lo suyo, como quedó demostrado con derroche de la riqueza que el pueblo Catalán creó, con la ayuda económica y laboral de los pueblos de España. Es difícil creer que desaparezca la lengua Catalana cuando 500 años de centralismo no lo consiguieron. Los malos políticos recurren a fantasías para hacerse notar. En tiempos de crisis no son buenas las mudanzas. La propuesta de los fracasados políticos catalanes es una argucia oportunista e irresponsable.