La Policía Nacional de Ribeira detuvo esta mañana a un vecino de la localidad de unos 30 años en relación con un disparo que presuntamente realizó con una pistola desde la ventana de la primera planta de una vivienda -algunos testigos apuntan que fue desde la puerta de entrada al domicilio- de la Rúa Cristóbal Colón, en las inmediaciones de la Rúa Marcial de Adalid. Según indicaron algunos testigos, los hechos ocurrieron en torno a las siete y media de la mañana cuando, después de escucharse una fuerte discusión, con golpes y gritos, entre quienes estaban dentro de la casa y otros individuos en la calle, tuvo lugar la referida detonación y fue entonces cuando un residente en esa zona avisó a la Policía Local, que movilizó hasta el lugar a la patrulla de servicio nocturno.
Los agentes municipales llamaron a la vivienda desde la que se realizó ese disparo, pero nadie les contestó ni abrió la puerta. A continuación, solicitaron el apoyo de la Policía Nacional, que inicialmente desplazó al lugar a una patrulla y poco después se personaron otros ocho efectivos de su unidad judicial, que se hicieron cargo del asunto. De igual modo, acudió otro policía local que había llegado con antelación para relevar a sus compañeros y luego lo hizo otra patrulla que entró de servicio a las ocho de la mañana, pero que se retiraron del lugar cuando los funcionarios de la comisaría de la capital barbanzana se hicieron cargo de la intervención en relación a unos hechos que generaron gran alarma social ante el temor de que el disparo se hubiera realizado con un arma de fuego.
Los primeros indicios apuntan a que el referido disparo podría tener relación con una venta de droga, pues ese edificio es frecuentado por toxicómanos, según detallaron varios vecinos, que precisaron que ya alertaron de esos hechos a las fuerzas de seguridad en varias ocasiones. Estás mismas fuentes indicaron que, al parecer, hace unos días fueron los propios inquilinos de ese inmueble los que reclamaron la presencia policial por una discusión con unas personas, y que posiblemente tuvo que ver con una deuda de droga. No se descarta que el conflicto de esta mañana haya tenido los mismos protagonistas, y que el autor del disparo pudo hacerlo para amedrentar a esas otras personas.
Los efectivos de la Policía Nacional, que iban equipados con chalecos antibalas, trataron de convencer a las personas que estaban dentro para que les abrieran la puerta y que les entregase el arma. También trató de hacer lo mismo el abogado Luis Fernández Fernández, al que llamó el padre del joven que estaba inicialmente como investigado y que acabó siendo detenido, pero no logró su objetivo, pese a que le dijo que si colaboraba con las fuerzas de seguridad podría verse beneficiado.
En torno a las nueve y media de la mañana, debido a los indicios sobre la supuesta comisión de un delito, pues se temía que podría tener un arma de fuego, y al persistir la situación de que nadie les abría la puerta y que quienes estaban en la casa seguían parapetados en su interior, los policías nacionales decidieron echar abajo la puerta del domicilio para entrar e intervenir, tras comunicárselo a la jueza sustituta del Juzgado de Instrucción Número 1 de Ribeira, en funciones de guardia.
Una vez dentro de la vivienda, el referido letrado estuvo un cuarto de hora hablando con el joven para intentar convencerlo, pero el joven reiteró que no sabía nada del arma y que no tenía nada que ver con lo que había pasado. Los agentes de la comisaría contaban en ese momento con informaciones de que era él quien presuntamente realizó, al menos, un disparo con una pistola que, según se pudo saber posteriormente, era de aire comprimido.
Los policías nacionales entraron en la casa y realizaron un registro en el domicilio, pero no encontraron el arma. Seguidamente, por las sospechas de que pudo ser arrojada desde una ventana al patio de una vivienda colindante, los agentes contactaron con el dueño de la misma para que les permitirá acceder para inspeccionarla. Con su permiso, entró uno de los policías nacionales y encontró varias piezas desmontadas de un arma, como una carcasa o empuñadura y el cañón de una pistola, que fueron incautadas, aunque el joven insistió en que no era suya y que no sabía nada. En ese momento, el sospechoso pasó de ser investigado a detenido y fue trasladado a las dependencias de la comisaría. Pero, en torno a las cinco y media quedó en libertad tras acogerse a su derecho a no declarar.
Las diligencias policiales proseguirán en los próximos días, con la toma de declaraciones a testigos y, según pudo saber este periódico, está previsto que acuda un vecino que tiene imágenes del momento en el que el joven sospechoso portaba una pistola. Una vez concluyan esas diligencias policiales serán remitidas al juzgado instructor para que se decida como proceder a partir de ese momento.