Después de que el Juzgado de Instrucción Número 1 de Ribeira ordenó el ingreso en prisión provisional para el dominicano E.R., de 30 años, que podrá eludir bajo el pago de una fianza de 25.000 euros, y para el ribeirense M.C.A., de 43 años, en este caso sin fianza, por un delito contra la salud pública, en la modalidad de tráfico de drogas, y pertenencia a banda organizada, ayer se produjo una novedad importante en relación a la situación de una de las otras siete personas detenidas en esa operación antidroga, que se denominó “Rayo”. Se trató de una madre de Aguiño, de unos 51 años, que el pasado jueves quedó en libertad tras declarar en la comisaría e, inicialmente, estaba previsto que el pasado sábado fuese llamada a declarar en calidad de investigada, Sin embargo, ese día sólo lo hicieron los tres individuos que aún permanecían detenidos en los calabozos policiales. A ella no se la citó hasta ayer para acudir a la referida sede judicial.
La cita para declarar era a las diez y media de la mañana y ella se presentó incluso con bastante antelación, pero tuvo que aguardar unas tres horas para comparecer ante la jueza sustituta y la fiscal, estando acompañada de su abogado. Entre lo poco que ha trascendido de su declaración, que coincidió con lo que testificó en comisaría, destaca que ella conocía al ciudadano dominicano por la relación que mantienen sus hijos, que van al mismo colegio, y que le hizo algún favor como llevarle en su coche a una consulta del dentista en Milladoiro. Incluso, manifestó que E.R. le ofreció un piso para que se quedase temporalmente, y que cuando ella encontró otra vivienda de alquiler se le ofrecieron tanto él como otras personas para ayudarla con la mudanza, de ahí que tuviera varias cajas con ropa y enseres, pero insistió en que ella desconocía que dentro de una de las cajas había cocaína. Al parecer, la Policía Nacional la sorprendió saliendo de su casa con esa caja y llevándola a un punto concreto, después de recibir una llamada en la que alguien le había pedido que procediera de esa manera.
Después de dicha declaración, y para sorpresa del letrado de la defensa, Luis Fernández, la Fiscalía solicitó la comparecencia de prisión para esa mujer. El abogado salió del edificio de los juzgados muy indignado por varias razones. Una de ellas fue porque a su clienta no se le advirtió que esa misma jornada se iba a tomar una decisión sobre su situación personal. Además, indicó que la fiscal sostuvo que se cumplen los criterios para que se pueda dictar la prisión preventiva, algo con lo que discrepó el letrado, al igual que hizo antes, durante la declaración, al advertir que la fiscal “faltó a la verdad”, pues precisó que hizo referencia a cosas que no figuran en el atestado, y que algunos de sus argumentos se basaban en “meras suposiciones”.
A juicio de Luis Fernández, no existe riesgo de fuga, pues de trata de una mujer con arraigo, domicilio conocido e hijos menores a su cargo, y que no tiene familia que pueda quedar al cuidado de los pequeños; así como señaló que tampoco hay riesgo de reiteración criminal, pues sostuvo que la relación con el principal sospechoso no es importante, y tampoco hay riesgo de destrucción o desaparición de pruebas. El Juzgado volvió a citarla para las cuatro y media de la tarde con la finalidad de hacerle entrega de un auto, que sería el de ingreso en prisión, pero para lo cual también tuvo que esperar un par de horas.
Su abogado, que ya anunció que presentará un recurso “contundente”, manifestó que a su clienta no se le dio tiempo suficiente para dejar todo bien preparado para que sus hijos quedasen al cuidado de alguna persona en su ausencia, y prácticamente sólo pudo despedirse de ellos delante de los juzgados, donde se vivieron momentos muy emotivos y no faltaron las lágrimas, y realizar un par de llamadas. Luis Fernández se mostró también contrariado por lo que ha sucedido con su defendida, sobre todo teniendo en cuenta que colaboró en el esclarecimiento de los hechos investigados, mientras que a E.R., que se acogió a su derecho a declarar, le permiten eludir la cárcel pagando una fianza, aunque se trataba del principal investigado. Y añadió que su clienta incluso permitió voluntariamente que los investigadores accedieran a su domicilio y lo registrasen sin necesidad de contar con orden judicial.
Cocaína en kilo de ladrillo
La Policía Nacional de Ribeira ofreció nuevos detalles de la operación antidroga “Rayo”, en la que detuvo a 9 personas e incautó 1.177 gramos de cocaína, 953 gramos de hachís, 103 gramos de heroína, 60 gramos de marihuana, 6.070 euros, 5 teléfonos móviles, 5 balanzas de precisión y útiles para manipular cocaína. En uno de los registros se intervino un mortero, paletas y amoníaco con que manipular y “cocinar” la cocaína, ya que uno de los investigados la adquiría en kilo de ladrillo, tal y como llega a España desde Sudamérica, y una persona de su confianza la preparaba y luego se distribuía a varias personas para su venta a los consumidores.
Una parte de la droga aprehendida en otra vivienda fue descubierta por la Unidad de Guías Caninos, que la ubicó detrás de un armario empotrado, en un doble fondo, y que no podía percibir la Policía Judicial. También se incautaron dos pistolas simuladas, después de que dos individuos habían esgrimido armas de fuego en vía pública, debido a las riñas y desavenencias en el submundo del consumo y tráfico de drogas. Uno de ello ya fue detenido días atrás y se le vincula a un punto negro de venta de drogas en la Rúa Cristóbal Colón, y el otro fue arrestado en la operación “Rayo”.