El fin de la obligación de llevar mascarilla trae miedo al contagio y a enseñar la cara

El fin de la obligación de llevar mascarilla trae miedo al contagio y a enseñar la cara
Personas con y sin mascarilla en una calle de Granada | álex cámara (ep)

La entrada en vigor del fin de la obligación de llevar mascarilla al aire libre –una liberación y un alivio para la mayoría de la población– puede provocar también mucha angustia a los que temen contagiarse de covid, así como “miedo a la cara vacía”, por lo que los psicólogos recomiendan “respetar los tiempos de cada uno” ante la relajación de las normas.


Los españoles se levantaron sin la obligación de usar la mascarilla en espacios abiertos, una esperada medida de alivio de las restricciones por el coronavirus que, al menos en la primera jornada, no ha ido acompañada de incidentes destacables.


Madrid, Barcelona y Valencia no registraron sucesos relacionados con la retirada de las mascarillas que, no obstante, deberán tenerse a mano por si es necesaria su utilización, según la norma aprobada esta semana.


Tras un año de obligación de su uso para prevenir contagios por covid-19, algunos madrileños optaron por quitársela desde esta misma medianoche, y a las 00:01 horas ya se estaban deshaciendo de sus mascarillas sin pensárselo dos veces, pero otros decidieron seguir llevándola.


Lo mismo ha ocurrido en ciudades como Valencia, donde tampoco se han producido incidencias en las primeras horas de flexibilización, según fuentes de Emergencias de la Generalitat Valenciana y de la Policía.


Y tampoco en Barcelona ha habido incidencias por la retirada de esta medida, que sigue siendo obligatorio en exteriores cuando haya aglomeraciones y no se pueda mantener una distancia mínima de 1,5 metros de distancia entre personas, salvo grupos de convivientes.


Medidas

También sigue siendo obligatorio su uso en los medios de transporte público, incluido en andenes y estaciones de viajeros y teleféricos, al igual que en los vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, si los ocupantes de los vehículos de turismo no conviven en el mismo domicilio.


En los eventos multitudinarios al aire libre será obligatoria cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener 1,5 metros de distancia entre personas.


La psicóloga Raquel Huéscar precisa que “dejar ir las mascarillas simboliza el acercamiento a lo presencial, al contacto de nuevo con los otros, a cierta sensación de libertad” tras las restricciones impuestas por la pandemia y habrá parte de la población que no esté preparada en este momento y necesitará más tiempo. “No poder o no querer hacerlo ahora no quiere decir que más adelante se pueda”, puntualizó la representante del Colegio Oficial de Psicólogos, quien insiste en que es necesario dejar pasar un tiempo para el cambio y para volver a sentirnos seguros sin ella.


En este sentido, se refiere a la sensación de la “cara vacía”, que aunque rechaza que tenga que ser una patología, sí cree que se puede producir al dejar de usar una protección que oculta parte del rostro y de la expresión.


“Ciertas relaciones personales se han establecido en este tiempo con personas a las que nunca hemos visto la cara, por lo que imaginamos como es su rostro. Incluso en este curso muchos niños no han podido conocer el rostro de los profesores, ni estos de sus alumnos”, detalla.


Tiempo

Por ello, advierte de que será necesario un tiempo de adaptación para el cambio, para dejar ir la mascarilla y volver a sentirnos seguros sin ella, e insiste en que “la rapidez de la adaptación dependerá de ciertas características de personalidad (más o menos flexibles o rígidos con las normas...) y por supuesto de nuestra propia experiencia en este tiempo”.


Continuar o no con la mascarilla puesta en los espacios al aire libre –siempre y cuando se respete la distancia interpersonal de seguridad– dependerá de cada uno, según señaló el pasado lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. “Si alguien quiere seguir llevando la mascarilla, bienvenido sea”, porque la retirada del cubrebocas “no quiere decir que te la tengas que quitar: si se siente que hay demasiada gente a su alrededor, se pone tranquilamente la mascarilla y no pasa nada”.


Según un estudio publicado por la consultoría Ipsos, uno de cada cinco entrevistados seguirá usando la mascarilla en espacios abiertos hasta que no se alcance la inmunidad de grupo en España.


Una retirada parcial de la mascarilla que rechazan el 26% de los entrevistados, mientras que el 38% considera que es una decisión precipitada y un 23% no se siente ni cómodo ni seguro sin llevar el cubrebocas.

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