La supervivencia de ‘esta’ España

 La reunión, en la tarde de este lunes, de la comisión Estado-Generalitat sigue a la Conferencia de Presidentes, en la que precisamente el representante de la Generalitat, estuvo ausente. Claro que no puede decirse que la relativa irrelevancia de la ‘cumbre’ multilateral se deba a esta por lo demás importante ausencia; la verdad que parece imponerse cada día es que se hace preciso un rediseño a fondo del sistema que sustenta el Estado autonómico. Y por paradójico que pueda parecer, los encuentros bilaterales con el Gobierno vasco y el catalán pueden, si se le echa imaginación, valor y solidaridad a la cosa, alumbrar un camino nuevo para este rediseño.

Uno de los problemas para llegar a una solución más definitiva en un Estado autonómico que no me atrevo yo a asegurar que no funciona, sino que debería funcionar mucho mejor, es esa percepción que enfrenta al ‘Madrid nos roba’ con el ‘Cataluña pretende quedarse con todo’. No han faltado voces de presidentes que pusieran el acento en las ‘diferencias de trato’ que el Gobierno central evidencia con Cataluña con respecto al resto de las autonomías. Y esa queja lastra, desde luego, cualquier avance conjunto.

Mientras esta dialéctica no se supere no habrá nada que hacer. Construir el Estado requiere solidaridad, diálogo a múltiples bandas y tener sentido de ese Estado. Pero ¿quién tiene en la cabeza ese sentido? Y más importante: ¿quiere la Generalitat construir Estado?

No engañan ni quieren engañar; en el independentismo hay distintas velocidades, la de Puigdemont y la de Junqueras/Aragonés. Pero tanto Esquerra como Junts se muestran firmes en su reivindicación de la independencia. Que no será ahora, reconocen en privado, pero será. Y eso es lo malo: que ambas partes piensan en aguantar. Después, la construcción del Estado carece de guía. La vieja improvisación que tan cara nos viene costando a los españoles, catalanes incluidos, desde siempre.

Ya sabemos que desbloquear los 56 temas pendientes en las relaciones entre Gobierno central y Generalitat no va a desactivar las reivindicaciones ‘políticas’ que se reservan para ser tratadas en la futura mesa de negociación Gobierno-Govern. Referéndum de autodeterminación, amnistía para que los ‘exiliados’ regresen, desaparición virtual del Estado en Cataluña son cuestiones que forman parte del plan del ‘procés’ para ir a esa Republica independiente de Catalunya.

Sánchez, manteniendo las reuniones bilaterales con los representantes catalanes, habrá de extender tales reuniones ‘cara a cara’ por separado con todos esos presidentes. Cada Comunidad tiene sus propios intereses, sus necesidades peculiares y sus cauces de negociación. No sé si esto supone llegar tan lejos como pedir, tal como sugería Urkullu, ‘diecisiete cupos y diecisiete conciertos’ o/y significa, paralelamente, ir hacia ese Estado federal ‘de hecho’..

Lo que no puede ser es que a las discrepancias entre el Gobierno central y el Govern catalán se unan las de los presidentes autonómicos socialistas frente a los del PP, tal y como se evidenció, de nuevo, este viernes.

Es preciso dar un puñetazo sobre la mesa, las mesas mejor dicho, de negociación. Saber que el Estado es lo primero, que aquí nadie roba a nadie, o al menos que nadie debería pensar que tal cosa, robar al resto de los españoles, es posible. Y que esto no es una cuestión de siglas partidistas: es una cuestión de que España sobreviva, tal y como está, durante mucho más que los dos años que restan de legislatura.

La supervivencia de ‘esta’ España

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