Hacer un pan como unas tortas

El sistema público de pensiones es el gran pilar del estado del bienestar. Su reforma es ineludible por muchas razones. La principal es que tal y como está es insostenible. El Gobierno ha estado meses negando este extremo. Tanto el presidente como la vicepresidenta Calviño o el ministro de Inclusión y Seguridad Social han dicho siempre que se les ha preguntado que no había ningún problema. Sin embargo, como en tantas cosas, mentían a sabiendas. Ahora, agobiados por los compromisos firmados con Bruselas para conseguir dinero de los fondos europeos, han tenido que reconocer, de aquella manera, que había que hacer algunos retoques. De momento, se han centrado en vendernos que su invento de un índice de equidad intergeneracional, que básicamente es subir las cotizaciones sociales, iba a ser suficiente: los trabajadores de ahora y sus empleadores pagarían más a la Seguridad Social para generar un fondo que en apenas 10 años lograría recaudar más de 40.000 millones de euros, aunque en su presentación el cálculo fue de 50.000 millones. Pero, esta idea nace sin el consenso de los empresarios y ha logrado enfadar a medio Congreso, ya que la propuesta será aprobada también al margen del Pacto de Toledo, en un tiempo exprés y sin posibilidad de negociación y diálogo abierto con los grupos parlamentarios.

Así que una reforma con vocación de durar años y que afecta a millones de personas se va a sacar adelante sin consenso, por la puerta de atrás y con la opinión en contra de economistas, expertos, incluso socialistas, que creen que este “invento” es un parche que no resuelve el problema y que repercutirá negativamente en el empleo. Hace unos días un hilo en Twitter de Luis Garicano explicaba sin pelos en la lengua el gran bulo de este invento de Escrivá, quien por cierto en su etapa al frente de la AIReF siempre dijo que subir las cotizaciones sociales era lo único que no habría que hacer para solucionar el problema de sostenibilidad de las pensiones. Ahora ha cambiado y con la ayuda de ERC y Bildu se propone en 48 horas subir las cotizaciones y dejar fuera a los empresarios que son los que asumirán la mayor carga. Además, los cálculos del ministro se caen por su propio peso. Para que el fondo recaude los más de 40.000 millones que prevé el ministro, el fondo debería lograr una rentabilidad del 3,5%, algo prácticamente imposible teniendo en cuenta que el bono a 10 años está ofreciendo apenas el 0,4%. Pero es que, con los propios datos de cotizantes que ofrece la Seguridad Social, el fondo apenas aportaría unos 2.000 millones de euros y sin embargo podría costar 30.000 puestos de trabajo. El caramelo que nos vende el ministro es que podremos elegir los mejores años para el cálculo de la pensión (que ya verán como al final acabarán siendo más años, aunque ahora lo nieguen) con un coste de 7.500 millones, la subida de las pensiones con el IPC costaría 30.000 millones y derogar el factor de sostenibilidad casi 9.000 millones. El agujero final supera los 40.000 millones y esto es lo que toda la vida se ha dicho que era “hacer un pan como unas tortas”, porque no soluciona el problema, enfada a todo el mundo y engaña a los ciudadanos, un cóctel que ya es un clásico en este gobierno y que va a calentar los ánimos más si cabe de lo que ya lo están y que veremos las próximas semanas en las calles de toda España.

Hacer un pan como unas tortas

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