El Chispa y el Dorrón se jugaban ayer el ascenso a Segunda Autonómica en un partido en el que los de Sanxenxo lograron el objetivo deportivo y los vilanoveses, además del disgusto propio de la derrota, vieron como un compañero se lesionaba de gravedad. Y ahí está la paradoja del fútbol modesto, que reparte alegrías y penurias a partes iguales en periodos de noventa minutos.