El arte tiene el poder de  despejar mentes, exaltar sentimientos y abrir corazones. Aunque seas un “intruso” como ayer lo fue Ara Malikian en Vilagarcía. Su concierto encandiló a un público que se subió a un vaivén de emociones que obligaban a las manos a enjugar lágrimas y  dar compases mientras el violín de este virtuoso contaba la historia de un hombre que hizo de su patria el mundo porque no le dejaron ser ni libanés,  ni armenio, ni europeo,aunque sí un patrimonio de la música universal.