Juego de luces, color y emoción en la “paz del alma”

Juego de luces, color y emoción en la “paz del alma”
Goretti Bello acompañó a las autoridades en un recorrido por su local | Chechu Rio

María Goretti Bello Seráns, australiana de nacimiento pero con padres gallegos, está echando raíces desde hace casi año y medio y a través de su empresa Arlequina Diseño en Ribeira, de donde era su progenitor, el delantero José María Bello Amigo -trabajó en una fábrica de tabaco, pues entonces con el fútbol no se podía ganar la vida-, que se había ido a las antípodas con la que era su novia, Manuela Seráns Blanco, con la que se casó en el país rodeado por los océanos Índico y Pacífico, y nueve meses después nació ella. Aunque durante más de 20 años en el desarrollo de proyectos tecnológicos, y en 2007 llegó a impulsar el primer canal de televisión por Internet desde Málaga, pero acabó dedicándose a la que era una de sus pasiones y que le da energía: “Arlequina Diseño”, un taller de creación de artísticas e ingeniosas vidrieras.


Cuando llegó en diciembre de 2020 a la capital barbanzana tenía la idea de lo que quería hacer, pero le faltaba el impulso económico, que recibió de parte de la Secretaría Xeral da Emigración, que le ayudó con 8.000 euros de los fondos para colaborar con los emigrantes gallegos retornados en el momento preciso, cuando ella estaba pensando cómo iba a seguir adelante con su iniciativa en Ribeira, donde quería quedarse. Ayer recibió la visita del responsable de dicho departamento, Antonio Rodríguez Miranda, junto con el delegado territorial de la Xunta, Gonzalo Trenor, y el alcalde ribeirense, Manuel Ruiz, a los que les indicó que cuando una mujer llega a una edad como ella, “en la que ya no somos empleables, nos tenemos que reinventar”. Y eso fue lo que hizo ella con el trabajo con vidrios, en el que encuentra la luz, el color y la emoción. Y agregó que lo hace en Ribeira, una ciudad que era muy especial para su padre y que para ella tiene “algo que no encontré nunca en oro sitio, y es la paz del alma, me hace sentir feliz. Necesitaba quedarme y sentía que había vuelto a casa”, subrayó. Fue la muerte de su padre la que la trajo a Ribeira, pues para ella Australia estaba lejos de todo “y era importante estar más cerca”.


Entre los 15 encargos que recibió destaca el que le hizo el artista aguiñense Manuel Ayaso con un dibujo de su hijo que falleció y lo plasmó en vidrio. Goretti le propuso a Ruiz organizar talleres de esa disciplina y él tomó nota para que se pueda incluir el trabajo en vidrio en un futuro taller de empleo, pues considera que sería muy interesante para la integración laboral de los jóvenes, en su parte artística y económica.  

Juego de luces, color y emoción en la “paz del alma”

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