Lesmes Iglesias dirigió el rodaje de un documental de Miguel Ángel Tobías para concienciar del deshielo en el Ártico

Se trata de un proyecto en el que cuatro aventureros españoles, entre los que se encontraba el reconocido director y productor, recorrieron por primera vez el sur de Groenlandia montados sobre bicicletas náuticas
Lesmes Iglesias dirigió el rodaje de un documental de Miguel Ángel Tobías para concienciar del deshielo en el Ártico
La expedición inédita en bicicletas náuticas por parte de cuatro aventureros españoles fue filmada por un equipo técnico en el que el prestigioso fotógrafo ribeirense Lesmes Iglesias fue el máximo responsable de las decisiones que se tomaron y que

El prestigioso fotógrafo ribeirense Lesmes Iglesias remató hace unas semanas su trabajo como máximo responsable del equipo de rodaje en el sur de Groenlandia del largometraje documental “Life’s Ice (El hielo de la vida)”, que tendrá unos 90 minutos de duración y está impulsado por el director y productor Miguel Ángel Tobías. Además de un reto deportivo, se trata de un trabajo para divulgar, pero también de advertir y concienciar, sobre las amenazas y efectos negativos que en el medio ambiente está teniendo el cambio climático. En concreto, él y sus compañeros de aventura ofrecen sus testimonios directos respecto a las “devastadoras consecuencias” que el calentamiento de la tierra tiene sobre los glaciares del Océano Ártico, derritiéndose la capa de hielo y transformando por completo los idílicos paisajes que tiene Groenlandia.


Para ello, Tobías organizó una expedición polar inédita de aventura y exploración ártica en la que, junto a Albert Bosch, como director de la misma, así como David Espallargas y Pepe Ivars, nos harán testigos cuando se emita el documental, del progresivo y acelerado deshielo mientras recorren 250 kilómetros en 14 días por por zonas que antes eran innavegables, con sus respectivas bicicletas náuticas y y viviendo una experiencia en régimen de absoluta autosuficiencia. Además, lo hicieron en condiciones muy duras, sobre todo por las gélidas temperaturas, que rondaron los 14 grados bajo cero, y con diversidad de peligros acechándoles, convirtiendo también el proyecto en el que se embarcaron en un auténtico reto de supervivencia “en la madre naturaleza, que te come  por todos los lados”.

 

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Con las únicas fuerzas de sus piernas y su capacidad física, los cuatro aventureros pedalearon más de 8 horas diarias de media sobre ríos helados y un mar de icebergs para comprobar en sus propias carnes como lo que hasta no hace demasiado tiempo era únicamente hielo, poco a poco se está muriendo. De hecho, Tobías indicó que en su camino hacia el sur tuvieron problemas para verlo, y que en su horizonte sólo había montañas descubiertas como las de Irlanda. Ello les llevó a girar hacia el norte para buscarlo y lo encontraron, pero fue con icebergs fragmentándose, flotando y arrastrados por las corrientes, algo que el director del documental describe como “muy impactante”, calificativo que también aplica al ruido que se escuchaba en medio de la nada al romper y desprenderse, y que era parecido al de una tormenta. En alguna ocasión no pudieron continuar pedaleando pues había trozos de hielo por todos lados y tuvieron que hacer pádel surf para apartarlos y seguir navegando.


Tobías detalla que el hecho de que ahora no haya hielo en muchas partes les permitió adentrarse muchos kilómetros hasta el glaciar, “algo que no se podía hacer antes”. Y añade que gracias a ellos pudieron ver desprenderse el hielo de los bordes u orillas, “en una demostración de que lo que se creía consolidado desde hace miles de años en el centro del glaciar no lo está y que, si no se evita, provocará la elevación del nivel del mar de 6 a 7 metros en todo el planeta y, consecuentemente, que el 45% de las zonas habitadas del mundo que conocemos quedarán debajo del agua”, subraya.


Al frente del equipo técnico

 

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Para filmar todo eso, Lesmes Iglesias, que medio año antes había trabajado con Tobías a bordo de un velero en el rodaje del documental “Atlántico: Navegantes del alma”, para grabar los 32 días de convivencia de once tripulantes en unas condiciones complicadísimas la travesía por ese océano, se puso esta vez al frente de un equipo técnico de cuatro personas que cada día madrugó para no perder detalle del periplo de los cuatro aventureros. Aunque en su caso y el de sus tres compañeros de equipo no tuvieron que pedalear, el rodaje les exigió estar “muy bien físicamente”, pues eran 16 horas de grabación en las que tenían que moverse y andar mucho, estar espabilados para navegar en una lancha neumática semirrígida, que les permitía romper el hielo por debajo y no les dañase la embarcación, y en la que debían ir a medio kilómetro por hora para evitar que cualquier hielo metido en el agua les golpease fuertemente  y se cayesen, algo que afortunadamente no sucedió. Con esa lancha acompañaron a los 4 aventureros para filmarlos y les permitía llevar la gran cantidad de material, ya fuesen cámaras, ópticas, trípodes y dron, entre otros equipos que precisaban para cada día de rodaje.


Iglesias indica que los lugareños ya les avisaron del efecto del cambio climático, que provocó que a determinadas horas del día y con el cielo despejado había una sensación térmica de 13 o 14 grados de temperatura y que les sobraban 3 de las 5 capas de ropa que llevaban para protegerse del frío, pero que les hacían mucha falta cuando a última hora del día cuando bajaban a 2 o 4 grados. Recordó que ellos durmieron habitualmente en una cabaña, a la que regresaban a diario, a excepción de tres noches en que pernoctaron en tiendas de campaña con el grupo de aventureros para poder grabarlos. 

 

Sin embargo, Lesmes aclaró que lo hicieron sin mantener contacto con ellos, de los que estaban alejados pues, tal y como ya se indicó, se encontraban en régimen de autosuficiencia. Ello provocó que cargasen sus bicicletas de agua con unos 200 kilos de peso con todo lo que llevaban -tiendas de campaña, comida, e incluso la basura, entre otras cosas- que los aventureros luego tenían que arrastrar, así como dedicar un par de horas a montar y desmontar su campamento y prepararlo todo para cada día de expedición. “Allí estuvimos una noche a menos 14 grados y las otras dos entre 6 y 4 grados bajo cero. Era terrorífico el frío que sentíamos”, reconoció Lesmes.

 

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“El trabajo documental cinematográfico está ficcionado en parte, no es todo grabar lo que pasa. Eso quiere decir que yo, como jefe del equipo técnico, decido el plano que me interesa, si estar cerca para grabar el rostro de sufrimiento que puedan tener los aventureros o si prefería estar cerca de los hielos para que se vean de un modo determinado”. En este sentido, Lesmes manifestó que “yo tomé las decisiones y le dije al patrón de la embarcación que quiero que se ponga en determinado sitio, por babor o estribor, que cruce por delante de ellos, que siga al que va delante o que si pasan ciertas cosas durante la aventura se rueden como son”. Agrega que ahí es dónde hay que tener agilidad y reaccionar con rapidez, aunque en las condiciones en las que se está resulta difícil y el mar siempre es complicado, “pues una gota de agua en la óptica que no viste en su momento estropea todo el plano, al igual que el sol que da en la pantalla, o también el movimiento de la lancha hace que el plano no esté estable cuando es lo que quieres”, precisó Iglesias.  
 

Imágenes aéreas

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De igual modo, Lesmes afirma que las imágenes aéreas captadas desde un dron son fundamentales, Aunque en este caso parece que no era necesario ya que todos los planos son desde fuera de las bicicletas, a diferencia de la filmación de la travesía en velero por el Atlántico en la que todos sus integrantes van dentro y no había otra opción de hacerla, “si resulta necesario hacer esas tomas con planos generales aéreos para mostrar la gran magnitud de todo el hielo alrededor de ellos”. 

 

El fotógrafo recordó que los lugareños les aconsejaron que no se acercasen a los icebergs por el peligro que pudieran tener si se fragmentaban a su paso, pero Lesmes indicó que en ocasiones no les quedó otro remedio y que en el documental se podrá ver “lo descomunales que son”. Por su parte, Tobías manifestó que aunque sabían que no podían acercarse a ellos por los peligros de los desprendimientos o al emerger desde debajo del agua como miles de flechas, lo hicieron en un par de ocasiones "porque es imposible no hacerlo, porque tienen un poder hipnótico gigante. Los tienes allí y lo que te apetece es tocarlos y te gustaría subirte a ellos, abrazarlos y sentirlos. Pero sabíamos que si nos pillaban, se acabó". 

 

El fotógrafo añadió que el auténtico riesgo para sus vidas era el que tenían los aventureros, aunque afortunadamente no les pasó nada. ¡Precisó que en su caso “noté el peligro en las circunstancias en que  estábamos totalmente rodeados de hielo y veía que el manejo de la lancha era complicado. Aunque no había icebergs en algunas zonas, el mar estaba duro y helado y era necesario ir abriéndolo y me caía yo o lo hacía alguno de los componentes del equipo técnico teníamos muchísimas probabilidades de no salir vivo de allí y nos moriríamos de hipotermia”. 

 

Tensión permanente

Miguel Ángel manifestó que se pasa por un estado de tensión permanente, pero afortunadamente no se vieron en una situación por ese tipo de riesgos. También afirma que navegar con las bicicletas náuticas en las condiciones de esa zona del Ártico nada tienen que ver con las de las pruebas que hicieron en la Ría de Bilbao para probarlas antes de viajar a Groenlandia. "Aunque ir pedaleando encima del agua es algo fascinante, una sensación increíble de estar caminado sobre las aguas y llegar a zonas en las que sería imposible de otro modo, pero a la vez teníamos que estar esquivando los bloques de hielo flotando, ya que la hélice es algo muy delicado y teníamos el miedo de que pudiera romper y se acababa la aventura", puntualizó el director y productor de "Life's Ice".

 

Miguel Ángel Tobías reconoció que hay cosas que no puede desvelar y que son sorpresa que tiene guardadas y que se verán en el documental, que anima a ver a personas con diferentes aficiones. "A quienes les guste el deporte van a tener un enganche directo por que la historia ha sido un reto deportivo; mientras que a los que les apasione la aventura les digo que, sin duda, van a encontrar con una que calificaría de épica", dijo el aventurero y máximo responsable del documental. 

 

Además, Tobías dice que a los que les guste la parte humana se van a encontrar la convivencia en condiciones muy duras de cuatro personas que prácticamente no se conocían de antes, salvo en mi caso y Albert Bosch que trabajamos juntos en el rodaje de un capítulo de 'Camino interior', pero no sabía nada de los otros dos hasta que coincidimos en Bilbao. Y quien sea un enamorado de la naturaleza se va a encontrar con un documental con unas imágenes maravillosas e increíbles. Será un documental que no va a dejar a nadie indiferente y que todos los que lo vean van a quedarse con un sentimiento de amor por el planeta, por la naturaleza, por la vida, por el agua, por el hielo y por el ser humano", concluyó.

 

 

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Lesmes Iglesias tuvo la oportunidad de captar las auroras boreales | Anna Sastre

El fotógrafo ribeirense reconoce que la estancia en Groenlandia le supo a poco, ya que estuvo “a gusto” y afirma que está pensando en volver a disfrutar de sus parajes

Lesmes Iglesias indica que le supieron a poco los 14 días al sur de Groenlandia pues, además de que reconoce que “estaba muy a gusto y, a veces, bajaba la cámara para deleitarme con lo que tenía delante”, reconoce que es complicado que en ese reducido tiempo ocurran cosas que se sabe que pasan, pero hay que esperar a que sucedan, salvo que haya un golpe de suerte. Se refiere a la necesidad de tener controladas todas las localizaciones, saber cómo se moverán los osos polares, en qué zonas hay ballenas o cuál es el momento oportuno para ver auroras boreales, “pues hubo noches en que estuvo cubierto y no sucedieron o si ocurrieron nos pilló durmiendo y no nos enteramos”. 

 

El fotógrafo ribeirense cree que para el cine es “superimportante y básico” saber lo que va a pasar antes de que suceda. Por eso y para disfrutarlo en toda su magnitud, tanto él como Tobías tienen pensado regresar “para ver todo lo idílico de esa maravilla e inmensidad”, coincidieron en manifestar ambos, a lo que el fotógrafo ribeirense añadió que volvió “lleno”, al contrario  que en el Atlántico, “en que me sobro mar, travesía”.


 

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Miguel Ángel Tobías recorrió montado en una bicicleta acuática, al igual que los otros tres aventureros que le acompañaron, unos 250 kilómetros por el sur de Groenlandia | ANNA SASTRE

El director y productor del documental "Life's Ice" afirma que si los seres humanos contaminan el planeta se debe a que "lo vemos como algo distinto a nosotros"

 Miguel Ángel Tobías manifestó que cuando llegaron a Groenlandia “te das cuenta que la naturaleza es tan apabullante y tienes la sensación de que aquello es un decorado, con las montañas, los icebergs, el cielo y el agua. Pero, según pasan los días, tras estar aislados dos días en el glaciar y sin poder salir de la tienda de campaña debido a la tempestad y las adversas condiciones meteorológicas, en el momento de soledad en que te dan una tregua y sales tienes la sensación de conexión con todo, y ya no ves un decorado, sino que tú formas parte de eso, en un sentimiento de unión y fusión”. 

 

El prestigioso director y productor agregó que eso le generó una “reflexión muy potente” del porqué los seres humanos son capaces de dañar y contaminar el planeta y que lo vincula con el hecho de que “lo vemos como algo distinto de nosotros y que por eso contaminamos el agua. En el momento en que te das cuenta de que el agua forma parte de ti y tú de ella es cuando ya no puedes hacerlo, al no poder contaminarse o ensuciarse a uno mismo. Este pensamiento y esta conciencia la desarrollé allí en medio de la naturaleza salvaje, y pensé que es necesario que la gente llegue a este nivel de consciencia para que empiecen a cambiar las cosas".

 

Tobías señaló que siempre que se habla de concienciar, la cabeza lleva a pensar en lo negativo, a través del miedo y del alarmismo. Por eso, declaró que ha tomado una decisión con respecto al documental "Life's Ice" y es la de darle la vuelta y concienciar al mundo desde la belleza: "Mirad que planeta tenemos, mirad esta zona del planeta que yo he tenido la suerte de pisar y ojalá que seamos conscientes de la belleza que tenemos para que los que vengan también tengan derecho a ello, a poder vivir y disfrutar del planeta que tenemos", explicó el director de "Life's Ice".

Lesmes Iglesias dirigió el rodaje de un documental de Miguel Ángel Tobías para concienciar del deshielo en el Ártico

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