Es cada vez más habitual que las tablas de surf decoren el horizonte de las playas de la Ría de Arousa. Los responsables de que muchas de esas tablas lleven sello gallego son Walter Nieto y Víctor Sanmartín, o lo que es lo mismo la marca Zorlak y Faneca Surf. Uno desde Portonovo (Sanxenxo) y el otro desde Vilagarcía, son los dos únicos profesionales que se encargan tanto de fabricar como de arreglar tablas de surf en la comarca.
Walter Nieto llegó hace 24 años a Portonovo ya con experiencia en la fabricación de tablas de surf. “Me dedico a esto desde hace 35 años. Desde Uruguay me puse en contacto con la federación de surf de Galicia para conocer la situación. Ellos me animaron a venir, me dijeron que me iba a ir bien, y así fue”, explica Nieto sobre sus comienzos.
El caso de Sanmartín es diferente. Su pasión por las tablas de surf comenzó en el 2018, año en el que empezó a diseñar tablas para él y sus amigos. “Disfruto cada minuto que estoy en el taller. No dependo de esto económicamente, con conseguir pagarme mis tablas y mis viajes, ya me parece una maravilla”, indica el creador de la firma Faneca Surf.
Cada trabajo que hacen es personalizado. Los clientes escogen el material, las dimensiones, el peso... y es que, cuentan los creadores, las tablas de surf son muy personales. “Puedo hacer la tabla que el cliente quiera”, indica Nieto. Por su parte, Sanmartín comenta que en muchas ocasiones las personas que quieren una nueva tabla no saben, exactamente como la necesitan. “Hay gente que necesita ayuda para crear su tabla, a ellos les hago muchas preguntas y gracias a eso conseguimos la idónea para ellos”, señala el profesional de Vilagarcía que, comenta, se enorgullece de ver “fanecas” – así es cómo llama a la tablas que crea – en el agua.
Y es que las creaciones de Zorlak y Faneca Surf se pueden ver tanto en la Ría de Arousa como en cualquier otra parte de Galicia, de España e incluso del mundo. “Tengo un cliente que es capitán de barco y me mandó una fotografía con una de mis tablas en la Antártida”, indica Walter Nieto.
Las “fanecas” también están muy repartidas, a pesar de que Sanmartín cuenta que sobre todo tiene clientes locales y le gusta que su marca crezca “orgánicamente” y sabe que una de sus tablas se fue con su dueño a recorrer la costa del Pacífico, desde la Patagonia hasta Canadá. “También hay una “faneca” en Bali, pero esa no cuenta porque fui yo mismo la que la dejó allí” dice Sanmartín.
Ambas marcas crean tablas con historia. Unas que hablan de esfuerzo y de un viaje desde Uruguay a Galicia para dedicarse a su pasión; y otras de ilusión, de entusiasmo y de ganas de ver alegría en la cara de los clientes al recoger su nueva tabla.