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sábado | 27 abril | 2024
El sector de la conserva agoniza en O Grove y la comarca de O Salnés. Lejos quedaron aquellos años de esplendor en los que había fábricas por doquier. Miles de familias vivían de esta profesión en un sector tremendamente feminizado, y que en muchos casos permitió que las mujeres pudieran empezar a llevar un salario a sus casas.
Mujeres duras y bravas, las que trabajan en la conserva, que pueden con todo. Entran a trabajar cuando aún quedan muchas horas de sueño para los demás, resisten mojaduras, frío, largas jornadas de pie, ruído, olores, y con total atención a un trabajo monótono y minucioso, para elaborar las conservas, productos que cada vez se cotizan más en los mercados gourmet y de delicatessen.
Poco a poco fueron mejorando sus condiciones laborales con derechos obtenidos a base de esfuerzo y protesta, porque en este sector siempre ha tenido que haber mucha lucha. La temporalidad de los contratos, despidos y los cierres de las fábricas, son obstáculos y batallas que también han tenido que librar estas mujeres, una vez más, las más afectadas.
En las últimas décadas han desaparecido numerosas firmas en la comarca de O Salnés y especialmente en O Grove, municipio que estaba marcado por la alta actividad de la industria conservera hace años. En la última década se han perdido más de 4.000 puestos de trabajo en la conserva en la península meca, según cifra el sindicato CIG. Puestos directos e indirectos, especialmente con contratos temporales.
Los cierres de las empresas con sus consiguientes despidos colectivos han dado un duro mazazo a la industria y al empleo. Atunlo es la firma más reciente en anunciar la reducción de su actividad en O Grove, lo que supone la pérdida de unos 125 puestos de trabajo que aún se están negociando. También sigue en la memoria la gran manifestación en apoyo a la plantilla de Thenaisie Provoté cuyo cierre en 2020 dejó en la calle a 90 trabajadoras fijas y otros 80 puestos temporales.
Si echamos la vista atrás, la desaparición de Alfageme en las plantas de O Grove, Ribadumia y Vilaxoán en 2012 supuso el cese de 150 puestos laborales, mientras que Conservas Marsans y Jobomar supusieron otros 50 desempleos por fábrica. Cuca y Conservas Guau dejaron de lado otros 160 puestos y antes también fueron Charpo en Vilanova (70 trabajadoras), Conservas Otero en A Illa, y Peña, en Cambados y Vilaxoán.
Muchas de ellas bajaron el portal coincidiendo con el boom de la construcción que también afectó a estas empresas. La deslocalización de la industria tampoco ayuda, pues muchas empresas optan por abrir plantas en otros países, con menores costes de producción, para sacar mayor rentabilidad, dejando vacías sus naves en la comarca.
Ahora tan solo resisten en O Grove dos firmas conserveras. La empresa ribeirense Ignacio González Montes (IGM) que recuperó la producción en las instalaciones de la antigua planta de Thenaisie y Bolton Food, la antigua Garavilla, que actualmente tampoco estaría atravesando su mejor momento.
O Grove y O Salnés pierden así uno de sus gigantes en la industria, teniendo que apostar sus bazas al turismo aunque tampoco es garantía. Todas estas mujeres que pierden sus empleos tienen que buscarse ahora una alternativa para que el dinero siga llegando a sus hogares. Pero sin duda, el problema nos repercute a todos, pues la economía es una cadena. Si no hay ingresos, tampoco habrá consumo.
