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viernes | 19 abril | 2024
La degustación del Bollo Pascual, compuesto por más de seis mil huevos, puso el colofón a las fiestas de San Gregorio de Paradela, que tuvieron que convivir con la lluvia en muchos momentos, aunque, eso sí, fue respetuosa con el momento álgido y uno de los más delicados como es el traslado del pastel gigante desde la panadería hasta el campo de la fiesta.
El dulce que cientos de personas pudieron catar al finalizar la misa solemne comienza a prepararse semanas antes. Después de dos ediciones con el horno parado como consecuencia de la pandemia, los organizadores y voluntarios retomaron la normalidad este año con la recogida de más de seis mil huevos donados por los vecinos.
El paso de las ediciones y el hecho de que el Bollo de Pascua de San Gregorio haya traspasado fronteras ocupando un lugar destacado en el Libro Guinnes de los récords motiva que para los vecinos, además de una tradición, la donación de los huevos se haya convertido en una tradición, de tal modo que los van guardando a la espera de que los voluntarios pasen por sus casas a recogerlos, una tarea que se desarrolla en la última semana y que se acelera a medida que se acerca la fecha, ya que deben estar frescos.
Fernando Silva, de la comisión organizadora, explicó que una vez que se tienen todos los ingredientes el proceso es relativamente sencillo merced a la experiencia adquirida en ediciones anteriores.
Eso sí, la cocción comienza el sábado por la tarde y se prolonga durante horas para que pueda estar listo el domingo al mediodía y trasladarlo con garantías al campo de la fiesta donde se convierte en un gran atractivo.
El bollo gigante no solo atrae a los vecinos de Paradela y del resto de la comarca, sino también a muchos turistas que no se van del lugar sin hacerse la fotografía de rigor con un pastel que despierta tanta admiración cuando está intacto como deleite cuando se procede a su degustación.
