Treinta años con ratas a la puerta de casa

Treinta años con ratas a la puerta de casa
Jose Antonio Garrido denuncia la situación de insalubridad del inmueble | acuña

A menos de un kilómetro del Paseo de Silgar, del centro neurálgico del turismo y del símbolo de imagen de Sanxenxo, Jose Antonio Garrido lleva conviviendo desde hace casi treinta años con ratas “del tamaño de conejos” procedentes de un solar abandonado al lado de su vivienda. Su casa se encuentra ubicada en una de las entradas al municipio si se accede desde la autovía, en las inmediaciones de la rotonda de Arnelas, donde desde 1993 languidece el esqueleto de un edificio de tres plantas y un sótano paralizado por incumplir la licencia urbanística concedida en su día por el Concello de Sanxenxo que permitía sótano, bajo comercial y vivienda. “El otro día una turista que pasaba por la zona vio una de las ratas que salió de dentro del solar y se asustó. Me dijo que cómo podíamos vivir así”, señala este vecino de Sanxenxo.

Del frustrado edificio no tardó en apoderarse la maleza y con ella todo tipo de alimañas, pero de forma especial colonias de ratas que han obligado en varias ocasiones a Jose Antonio Garrido a contratar los servicios de una empresa para desratizar su vivienda. “Hacen galerías y entran por la cámara. En esta casa, además, vive ahora un bebé y no se puede vivir con el temor de que una rata o varias accedan a tu vivienda”, explica.

Los propietarios del solar residen fuera de Sanxenxo y Garrido asegura que ya ha presentado decenas de denuncias en el Concello de Sanxenxo denunciando la situación y clamando por una solución que debe pasar inevitablemente por un derribo. “Incluso remití un escrito a la Consellería de Sanidade por la situación de insalubridad que supone que eso esté así, pero me dijeron que era de competencia municipal”, explica. Harto de que no se tomen medidas ha decidido hacer pública una lucha que llevó en silencio desde el momento en el que vio que la estructura anexa a su vivienda superaba las medidas establecidas por ley y les condenaba a vivir en una eterna sombra.

Medidas

Jose Antonio Garrido explica que ha tenido que contratar hasta en dos ocasiones el servicio de una empresa experta en desratización con las consiguientes molestias ya que durante un periodo de tiempo no pueden acceder a las habitaciones afectadas por el producto que emplean para la desinfección. “Ahora ya aprendí a desratizar yo y echo yo el veneno, pero así no se puede vivir", explica. Garrido también incide en la "mala imagen" que proyecta un edificio de estas características en la entrada del municipio además de las condiciones de insalubridad que conlleva.

El interior del inmueble, denuncia este vecino, incluso se llega a usar para hacer botellón ya que los accesos no están vallados. “Durante un tiempo también durmió un mendigo. Es un peligro porque se encuentran todos los hierros de la estructura al aire, con apuntalamientos y con un gran agujero desde el que se puede ver la profundidad del sótano. Cualquiera que acceda podría caerse”, asegura Jose Antonio Garrido. l

Treinta años con ratas a la puerta de casa

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