Cómo pueden ellos hacer que 2022 sea de verdad feliz

Ignoro si habrá o no elecciones generales en 2022: tiendo a pensar que no y que esta vez el presidente Sánchez dice la verdad cuando afirma que quiere agotar la Legislatura. No creo que la proliferación de elecciones, en un país que busca su recuperación, sea lo mejor que puede ocurrirnos. Por lo mismo, no he entendido, si no es en clave puramente partidaria, el anticipo de las elecciones autonómicas en Castilla y León ni entendería la razón -ya digo, más allá del partidismo más egocéntrico_por la que se pudiese hacer lo mismo en Andalucía.

Mis peticiones para 2022 pasan por el deseo de que haya pactos transversales en esos al menos diez grandes temas que precisa de acuerdos de Estado entre el PSOE y el PP, desde la renovación del poder judicial hasta la reforma de algunos aspectos de la Constitución para, por ejemplo, fortalecer el papel de la Corona. Creo que no pueden transcurrir muchos meses de este 2022 que nos acecha sin que el gobierno de los jueces se renueve y sin que Pedro Sánchez y Pablo Casado se reúnan en La Moncloa no para continuar pegándose (políticamente hablando, claro), sino para acordar cosas sustanciales, que nos interesan a los españoles y no solo a ellos: reparto de fondos europeos, soluciones para la España vaciada, diálogo ordenado con el Govern catalán, coherencia territorial... Pienso que este encuentro, que lleva casi año y medio sin producirse, debería concretarse antes del debate, en febrero, del estado de la nación, que no puede convertirse en una batalla desmesurada más como las sesiones de control al Ejecutivo de cada miércoles.

Hablo apenas de cuestiones políticas, pero debería hablar también de temas económicos y, sobre todo, sociales. Nuestros representantes no pueden seguir batiéndose en duelo ante las polémicas más nimias y, por supuesto, la sanidad, campo de tantas batallas políticas, no es precisamente una nimiedad, aunque a veces se esgrima como si fuese una mera munición contra el adversario.

En mi carta a los reyes Magos incluiré también la vuelta a casa del emérito. Su permanencia en Abu Dhabi es una anomalía política de primer orden. Puede hacer chirriar las ruedas institucionales más fuera que dentro de España. Ah, y me gustaría que se entablase un diálogo fructífero y útil con la Generalitat catalana.

Lo sé: pido mucho. Pero creo que, cuando redactamos los propósitos para el año que comienza, el primero ha de ser recuperar nuestro deber de exigencia a los poderes públicos, para que no nos sigan defraudando como han hecho, de nuevo, en este 2021 ‘horribilis’, en el que hemos vivido experiencias que nunca quisiéramos haber vivido.

Cómo pueden ellos hacer que 2022 sea de verdad feliz

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