Raquel del Rosario desafiará a la suerte vistiendo de amarillo en Eurovisión

Raquel del Rosario desafiará a la suerte vistiendo de amarillo en Eurovisión
Raquel del Rosario, cantante del grupo español El Sueño de Morfeo, interpreta la canción "Contigo hasta el final" durante un ensayo para la 58 edición del Festival de Eurovisión, en el Malmo Arena, en Malmo, Suecia, hoy,

  Desafiando la más extendida superstición del mundo del espectáculo, que censura el amarillo desde que Moliere sufriera un ataque sobre las tablas vistiendo ese color, la cantante de El Sueño de Morfeo, Raquel del Rosario, lo usará en su actuación de mañana en la final de Eurovisión 2013.

Por fin se ha despejado la incógnita sobre su vaporoso vestuario, compuesto de capas asimétricas de gasa, de una intensa tonalidad amarilla, generoso escote en forma de "v" en contraste con su piel y pedrería cubriéndole los hombros desnudos, igual que los pies.

Se trata de un diseño conjunto de la propia artista canaria y de la firma YolanCris, una empresa familiar que empezó haciendo trajes de novia y que ya la vistió en una entrega de premios.

"Llegué con una idea muy clara, y ellos me ayudaron a desarrollarla: quería algo sencillo pero bonito, y tiene ese aire bohemio y también roquero", adelantó justo antes de partir hacia Malmö.

Junto a Del Rosario, cabe destacar a la atractiva ucraniana Zlata Ognevich, una de las favoritas, con un vestuario de alfombra roja. Acorde con su puesta en escena, que parece extraída del cuento de "La bella y la bestia", lucirá un vestido largo entallado tipo sirena, de color champán y corte muy sencillo, en el que destaca el escote palabra de honor.

Muy juvenil y con el mismo tipo de escote, esta vez con incrustaciones, actuará la estonia Birgit, con un vaporoso y juvenil vestido blanco ceñido al pecho, que se abre sutilmente en su descenso hasta el suelo.

Entre los hombres y la abundancia de trajes, cabe destacar el porte del azerí Farid Mammadov y el del italiano Marco Mengoni, haciendo uso de su natural clase transalpina.

Bonnie Tyler, la pantera de la canción británica, seguirá apostando por los pantalones ceñidos, pero bajo un vestido negro, con escote barco y detalles de inspiración militar en forma de cadenas plateadas.

La otra roquera del festival, la holandesa Anouk, apostará también por los pantalones ajustados y por el negro riguroso, aunque con un "look" aún más sobrio, con camiseta suelta en la parte superior y la melena rubia por delante de los hombros, dejando claro que a veces menos es más.

La francesa Amandine Bourgeais, una de las más originales, se paseará por los bajos fondos parisinos con elegancia felina, con un provocador traje corto, de color petróleo y sin mangas, con largos flecos y unos impresionantes zapatos de tacón que contribuyen a realzar sus piernas.

Por los flecos, esta vez azules, apostará también Alyona Lanskaya, aunque la bielorrusa los luce sobre una especia de bikini o vestido corto, muy corto, que deja poco a la imaginación.

Otra que llamará la atención por su osadía sin complejos y su adscripción al rosa "Hello Kitty" es Krista Siegfrids, remedo finlandés de Katy Perry, que pisará el escenario del Malmö Arena con el vestido de novia que hubiese querido llevar Cyndi Lauper hace 30 años.

Elegante en el movimiento, pero fallida en el vestuario, llegará la bella noruega Margaret Berger, "la chica de la trenza", como la conocen en su país. Está segunda en las apuestas, pero más por su canción que por un vestido blanco largo y ajustado, con hombreras forradas de pedrería, mangas largas y cierto punto espacial.

No hay que olvidar las larguísimas faldas de la moldava Aliona Moon y del rumano Cezar (un hombre, sí), que parecen haberse copiado la idea del vestido "ascensor", cuyo exceso de tela sirve para ocultar un mecanismo que los eleva en el escenario.

Ella lucirá además un penacho contrario a la gravedad, y él un vestido con escote hasta debajo del pecho, una ancha solapa asimétrica, levantada por la nuca a lo conde Drácula, y toda la pedrería escarlata que había en Transilvania, un problema que también reviste -nunca mejor dicho- el vestido claro de la georgiana Sophie Gelovani.

Raquel del Rosario desafiará a la suerte vistiendo de amarillo en Eurovisión

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