O Salnés reivindicó este fin de semana la lucha por los derechos de las personas Lgbtiq+, especialmente en el rural, a través de la ‘Ruada das Gotas’ que acige cada año Ribadumia a través de la asociación ‘Gotas’, un evento ya consolidado y que es referente en la comarca. Una reivindicación que este mes coincide también con el vigésimo aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario, un primer paso en la consecución de los derechos que demandaba el colectivo en favor de la igualdad. Fue la cuarta ley de este tipo que se aprobó en el mundo (el 30 de junio de 2005 y entró en vigor el 3 de julio de ese mismo año). 

En O Salnés, no obstante, hicieron falta dos años más para que se produjera la primera boda gay. Diego y Carlos se dieron el sí quiero en Vilagarcía de Arousa en el año 2007. Un acto de amor que se convirtió también en una declaración de visibilidad, muchas veces compleja para las personas Lgbtiq+ en el rural.
En total, la capital arousana registró en estas dos décadas 24 matrimonios entre personas del mismo sexo, siendo el año 2018 el que más uniones hubo, con cinco. La tendencia, de hecho, está claramente al alza: en los primeros quince años se registraron las mismas bodas que en los últimos cinco, con un total de doce.

Una evolución que se da también en el conjunto de la Comunidad, motivada especialmente por el aumento de la visibilización y la aceptación social de una ley que, para muchos, fue adelantada a su tiempo y cuyo recurso en el Tribunal Constitucional no se resolvió hasta el año 2012. En la provincia de Pontevedra son 726 los matrimonios entre personas del mismo sexo desde 2005 a 2013, último ejercicio completo en el que el Instituto Galego de Estadística (IGE) tiene datos, produciéndose más de la mitad en la ciudad de Vigo, siendo el rural de la provincia en el que menos bodas se registran. Así, veinte años después de aprobarse la ley del matrimonio homosexual, se constata que este tipo de enlaces en Galicia suponen algo más del 1,18% del total de uniones que se dan en la Comunidad, una de las tasas más bajas del país, donde en su conjunto alcanza poco más del 3% del total de bodas. En cualquier caso, la tendencia se mantiene al alza desde que este tipo de uniones son posibles en España.

Una votación histórica

“No hemos sido los primeros, pero tengo por seguro que no seremos los últimos. Detrás vendrán otros muchos países impulsados por dos fuerzas imparables: la libertad y la igualdad”. Así presentaba el, por aquel entonces, presidente del Gobierno del Estado, José Luis Rodríguez Zapatero, la votación en el Congreso, una ley que califica como “un cambio inmenso” en la vida de muchas personas. Así, España vivió una votación que resultó trascendental para el colectivo, con 187 votos a favor, 147 en contra —PP (excepto la exdiputada popular Celia Villalobos) y Unió Democrática de Catalunya— y cuatro abstenciones de diputados de CiU.

Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), elaborado a partir de 4.000 entrevistas realizadas la primera semana de junio, un 79% de los encuestados considera que esta ley “es una conquista positiva para la sociedad” y el 87,3% de la población cree que la aprobación hace 20 años del matrimonio igualitario en España fue un primer paso en la consecución de derechos Lgbtiq+, frente al 7,3% que lo niega. Además, un 68,5% afirma estar “totalmente de acuerdo” con que es una conquista positiva para toda la sociedad, el 10,5% se declara muy de acuerdo y un 6,7%, nada de acuerdo, según recoge la agencia EFE.