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Su portavoz cree fundamental que la se actúe para preservar este edificio como un bien patrimonial de Ribeira y se retome la propuesta presentada en 2021 para declarar la nave de Cerqueira como BIC y que señala que el PP rechazo con “desculpas pouco fundamentadas”
El operario de 59 años, el más grave de los tres heridos en este voraz incendio ocurrido en unas instalaciones donde se almacenaban semillas y que no tenían licencia municipal, según el Ayuntamiento de Pontevedra, había sido derivado a la unidad de quemados del Chuac con quemaduras de tercer grado en el 85 por ciento del cuerpo.
Ignacio Rivera ha plantado un árbol en una parcela del polígono de Morás, desierto hasta ahora, como inicio simbólico de las obras de una nueva factoría con la que espera alcanzar "una cifra de 1.000 millones de litros" de producción de cerveza.
El representante de los trabajadores considera este paso fundamental como paso previo para
su posterior venta
Los equipos de intervención continuaron ayer con los trabajos de enfriamiento y control de rescoldos
Las intensas labores de extinción lograron controlar el fuego en seis horas y salvar la zona de producción y depósitos de amoníaco
La CIG tacha la propuesta de “tomadura de pelo” y CCOO la apoyará si se incrementa el número de empleos
Hace cuarenta años, en 1981, se cerraba la que fuera la primera instalación radioactiva de España, la primera fábrica comercial de concentrados de uranio, que se emplazó en Andújar (Jaén) y que ahora, desde 1994, yace de forma discreta bajo un gran montículo de tierra cubierto de hierba.La conocida como fábrica de uranio de Andújar (FUA), fue explotada hasta su cierre por la Junta de Energía Nuclear (JEN), creada en 1951 por orden de Franco y en un momento en el que todavía no se conocían los efectos de la radioactividad.El lugar elegido para su construcción, junto a las vías del tren y de la antigua N-IV, y a orillas del río Guadalquivir, no podía ser mejor en cuanto a ubicación, sin embargo, entonces no se tuvieron en cuenta los efectos adversos para la salud, tanto de los trabajadores y sus familias como de las personas que vivían cerca.Apenas queda en la actualidad una veintena de sus casi 200 trabajadores y los que han sobrevivido sufren las consecuencias de la exposición a la radioactividad y la inhalación de polvo de uranio, jubilados por enfermedad, con familiares muertos, dolores permanentes o cáncer.Manuela Barroso vivía en los años cincuenta en el interior del recinto de la FUA, mientras se edificaba la fábrica, ya que su padre, marino de profesión, se trasladó desde Ayamonte (Huelva) para trabajar allí de vigilante de seguridad.Ella recuerda como siendo una niña de 12 o 13 años jugaba con "las piedras de colores" que llegaban allí desde las minas, y como a los 14 entró a trabajar en el laboratorio, donde la única medida de seguridad era una bata que luego lavaban en casa.Los padres de Manuela, que sufrieron durante años dolores y secuelas, la llevaron por primera vez al médico con 16 años, cuando comenzaron sus "dolores en los huesos" que no han cesado desde entonces.Tras el cierre de la FUA, ella trabajó en su clausura, ya con la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, S.A. (Enresa), y durante años en el Cabril, donde dice que se quedó "alucinada de las medidas de seguridad que había" y donde ha estuvo "muy a gusto" hasta jubilarse por enfermedad.Irene Jiménez no trabajó en la fábrica, pero ha perdido por el cáncer a su marido, a su hermano que empezó a trabajar con 13 años, y a su padre, que fue "el primer chófer de la nuclear".El mineral se trasladaba en camiones y vagones de tren, a cielo abierto, sin ninguna protección, e incluso los trabajadores lo cogían con las manos y se comían el bocadillo encima.Manuel Navas y su mujer, ahora impedida en silla de ruedas, trabajaron también en la fábrica, un empleo muy bien considerado porque nada se sabía de los efectos de la radioactividad y los sueldos eran altos.