ERA una fiesta inocente, una fiesta familiar, una fiesta popular, la de las Merendiñas de la Torre. La pseudopeletera Silvia Cameán era la elegida para actuar como pregonera, pero se confundió de rol, pensó que se trataba de una versión del Dillo Ti al aire libre o de un mitin político: “Reinas somos todas, todos los días del año también al luchar contra el gran monstruo que es el machismo y el heteropatriarcado”. Los niños miraban sorprendidos a sus padres –y madres, por supuesto, porque cuando habla la concejala de Justicia Social y Cuidados hay que ser correctos en el lenguaje–; no entendían nada. Los padres y las madres, por supuesto, se miraban entre sí sorprendidos; no entendían nada. Quizá la edil de la Marea, nasía pa’ganá, se confundió de papeles y tomó como pregón lo que en realidad era un discurso redactado para un acto de la campaña de las autonómicas... Menos mal que no se extendió mucho, porque sino las merendiñas se les indigestan a todos los asistentes.