El racismo y la xenofobia sigue dañando a muchos inocentes porque hay demasiados paisanos, que forman parte de nuestra sociedad, que presume de moderna y avanzada, que enarbolan la bandera del odio y el rechazo hacia los extranjeros, tratando de aislar a los individuos de lo que ellos consideran raza inferior.
Este comentario está basado en hechos reales, que es lo peor. Me comenta un padre de familia, de color, que hoy tiene una reunión con el director del centro público, donde cursa estudios uno de sus hijos porque está siendo víctima de la xenofobia de algunos alumnos del centro. Estos jóvenes acosadores e intolerantes tienen entre 13 y 15 años. Otra persona mulata, por casualidad, me transmite que un familiar de su marido ni le habla ni siquiera quiere coincidir con ella en ninguna reunión familiar, simplemente por el color de su piel.
Estos dos casos, paradójicamente, suceden en Arousa, una tierra de emigrantes, donde muchos de sus actuales jubilados recorrieron el mundo, entablando contacto con todo tipo de gentes, culturas y tradiciones. No obstante, algunos progenitores haciendo gala de su hipocresía, no supieron estar a la altura en el momento de transmitirles valores a sus hijos, de ahí que ahora sean intolerantes, racistas y lleguen a odiar a las personas que no tienen su mismo color.