Mucha fe y golazos para soñar

Mucha fe y golazos para soñar
Mon Vives marcó el 1-0 de falta directa por toda la escuadra ayer ante el filial del CD Lugo | gonzalo salgado

El Arosa se sitúa tercero en la fase de ascenso tras ganar ayer al Polvorín en A Lomba por 2-1 merced a dos golazos en la segunda parte de Mon y Javi Otero. Los arlequinados suman su tercera victoria consecutiva y rebasan en la tabla a un filial que acortó distancias ya al final en el minuto 95, salvando de momento el golaverage particular. No fue fácil la victoria, como se presumía. Sobre todo porque el Polvorín fue un ciclón en la primera parte, con dos ocasiones clarísimas en los tres primeros minutos (gol fantasma y tiro al palo).


En la segunda parte sin embargo el filial bajó enteros en lo físico, el Arosa se reorganizó en lo táctico y ya pasó a tener el control del partido, abriendo la lata con una lanzamiento magistral de falta de Mon Vives. En el 91 llegó el 2-0 en una contra que culminó con un gran disparo Javi Otero, pero los locales y su público, que de nuevo remaron en la misma dirección, no tuvieron tregua hasta el pitido final en el minuto 97 y varios segundos, cortando una contra de tres contra el portero a favor del Arosa.


El Arosa suma y sigue, prolongando su buena dinámica de resultados y firmando en cada partido goles de bellísima factura. A la espera de lo que pase hoy con Arenteiro y Bergantiños, que pueden sellar ya su ascenso, el equipo de Vilagarcía se fue a la cama dispuesto a soñar a lo grande.


Rafa Sáez apostó en la primera parte por un 4-4-2 avanzando para frenar la sala de maquinas del filial, dejando las bandas para los laterales y apretando en el centro del campo el juego en rombo del Polvorín. Le costó a los locales ajustar de inicio en su estrategia y su rival tuvo dos ocasiones clarísimas para adelantarse en el marcador en dos balones largos sobre sus puntas. En el primer minuto Escobar aprovechó un balón que le prolongó Christian en situación de dos contra dos con los centrales para adentrarse en área y rematar ante la salida de Cobo, cuando el balón ya se colaba en la portería llegó Ross para despejar una acción muy protestada por los visitantes, al entender que el balón traspasara la línea de gol. A los tres minutos en una acción similar fue el otro delantero visitante, Christian, el que la tuvo tras ganar el duelo físico con Ross, pero su remate se estrelló en el poste con Cobo ya batido.


El Arosa salió vivo de un inicio que pudo cambiar todo. El equipo local en la primera parte tuvo dificultades para dominar con balón, sobre todo porque no fluyó su juego en mediocampo, demasiado lento facilitando la presión de un rival que jugó con dos marchas más. Aún así el equipo de Rafa Sáez tuvo su ocasión para el 1-0 a los doce minutos. Róber filtró un pase al espacio dejando a Kilian en el mano a mano ante el meta Julen. El catalán remató abajo y el portero del Lugo B salvó con el pie.


Con el paso de los minutos el Arosa fue ajustando distancias, con Piay y Ross muy seguros atrás en los duelos indivuales con Escobar y Christian, pero con problemas en mediocampo para iniciar el juego. La presión del Polvorín fue asfixiante, pero pagaría este desgaste en la segunda parte. Mediada la primera se sentía superior y tuvo dos opciones. Primero en un remate desviado de Iago Novo, que se precipitó en el vértice del área pequeña. El segundo fue en un remate desde la frontal de Escobar al que respondió Cobo.


Rafa Sáez, entrenador del Arosa

“Si nos dicen en el descanso que íbamos a ganar 2-1 aplaudiríamos porque ellos son un grandísimo equipo”

“El Polvorín en la primera parte fue un vendaval futbolístico desde todos los puntos de vista, desde la intensidad, el ritmo, la verticalidad, la profundidad... Cuando llegamos al vestuario en el descanso les dije que nos aplaudiéramos porque se puede decir que estábamos ganando 2-0 ya que la tendencia para nosotros había sido muy mala. No estuvimos a la intensidad que precisábamos. En la segunda parte sin embargo el partido dio un vuelco radical, estuvimos más intensos en las disputas y tuvimos más control de los pases, dando un paso hacia adelante. El disparo de Mon fue antológico y a partir de ahí el cansancio abrió espacios y el segundo gol fue un margen de confianza y tener ese flotador por si hubiera un accidente como sucedió al final. Si nos dicen en el descanso que íbamos a ganar 2-1 aplaudiríamos porque nos enfrentamos a un grandísimo equipo. Es para estar feliz en un día en el que hubo un apoyo tácito de la afición”.


El Arosa mejoró en los minutos que precedieron al descanso y tuvo su segunda ocasión muy clara en la primera parte. Otra vez filtrando un balón entre líneas. Esta vez fue Kilian para Róber, el jugador de Porriño tuvo que driblar en área y acabó rematando flojo abajo, por lo que Julen volvió a salvar.


Rafa Sáez movió ficha en el descanso, pasando a un 4-1-4-1 que mejoró sustancialmente a su equipo. Además el Polvorín ya no pudo mantener el ritmo de la primera parte. Los visitantes ya llegaron tarde a la presión, cometiendo faltas y cargándose de tarjetas. El Arosa pasó a controlar el juego, sin necesidad de tener la posesión. Mediada la segunda parte arrancó Kilian por el centro y ganó un balón que parecía perdido, siendo derribado por Manu Núñez que vio la amarilla. A más de 20 metros de distancia de la portería colocó el balón el santiagués Mon para ejecutar la falta. El lanzamiento fue una obra de arte. Salvó la barrera e hizo una parábola perfecta para colarse por la escuadra de la portería de Julen. Un golazo.


A partir de ahí el Polvorín se vio obligado a dar un paso adelante, pero le faltaron armas en forma de cambios y sobre todo oxígeno y piernas para imponer el ritmo de la primera parte. El Arosa se refrescó con los cambios y supo manejar su mínima renta. Un balón filtrado sobre Christian al que salió al quite Cobo fue el único susto de los visitantes. En el otro área Pedro García rondó el 2-0 de cabeza en un córner y también Beda a centro de Fontán estuvo cerca. El partido entró en los últimos minutos con mucha emoción y con el Arosa férreo en defensa y ambicioso para salir a la contra con muchos espacios. Así lo entendió Cotilla, que acabó el partido a pleno rendimiento. El vigués robó en la izquierda en el 91 y se fue a campo contrario, esperó a que Javi Otero le tirara el desmarque y le puso el balón perfecto. El atacante de Vilalonga redondeó la jugada con un control y un derechazo inapelable desde la frontal. Otro golazo. Pero el partido, que llegó hasta más allá del 97, aún tuvo una última acción desafortunada para los locales. El 2-1 llevó los nervios a la grada y el árbitro pitó el final cuando el Arosa armaba una contra letal, provocando un enfado momentáneo que dio paso a la satisfacción en el campo y la grada

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