Indultando, ¡que es gerundio!

Es difícil descifrar las claves de este gobierno para comprender su gestión. Después de escuchar a la portavoz del ejecutivo decir que Ghali, el líder del polisario hospitalizado en Logroño, no entró en España con una identidad falsa si no con un nombre “diferente” y no ponerse ni colorada, podemos imaginar el nivel de manipulación informativa que se pretende colar en el imaginario colectivo. Con los indultos a los secesionistas catalanes pasa algo parecido. El gobierno tiene que desdecirse porque en su día negaba estos indultos y anunciaba el cumplimiento de las penas impuestas a los condenados. Para justificar el cambiazo de opinión recurre Sánchez a la comparación con otros indultos como los de Armada o Tejero. Por ahí vamos bien porque esa comparación conlleva catalogar de golpistas a los catalanes insurrectos, pero solo hasta ahí porque los protagonistas del 23 F fueron apartados de sus carreras militares y nunca anunciaron que “lo volverían a hacer”. Los separatistas catalanes, por el contrario, sí anuncian su intención de volver a las andadas y para ello cuentan, ni más ni menos, con el gobierno de Cataluña presidido por Pere Aragonés que ya reivindicó en su discurso de toma de posesión sus dos grandes compromisos: amnistía y autodeterminación. O sea, estamos en las mismas. Si Gila viviera, bien podría suscribir este diálogo entre la justicia y los condenados: “pónganse en pie los condenados. ¿Están dispuestos a solicitar su indulto? ¡No! ¿Están arrepentidos? ¡No! ¿Volverán a repetir su delito?¡Sí, sin duda! !Pues indulto concedido! Como dije no es una parodia de Gila, es la realidad, es Pedro Sánchez, presidente del gobierno. Una encuesta recoge que más del 65% de los seguidores socialistas no está de acuerdo con los indultos y que más de un 85% de los españoles tampoco, pero aún así, Sánchez sigue adelante. Insiste el presidente, en su cambio radical de opinión, que la Constitución recoge los valores de la concordia y repudia la venganza y la revancha y yo estoy de acuerdo, la transición española fue básicamente concordia entre diferentes, pero hubo entonces una diferencia fundamental, todas las partes asumieron la lealtad como denominador común de aquellos acuerdos. No es el caso de los separatistas catalanes. En su imaginario disperso, el presidente llega a decir que lo sucedido en Cataluña fue contra un gobierno del PP y no contra el gobierno “progresista” que él preside. O nos toma por tontos o no se enteró de nada. El golpe fue contra España y contra la Constitución y la tibia aplicación del 155 fue necesaria para frenar a los secesionistas y fue tibia precisamente por los condicionantes del Psoe para apoyar la medida y consiguió, entre otras cosas, dejar tv3 en manos de los separatistas dotándolos de un arma valiosísima para mantener vivas sus reivindicaciones e inyectar moral al independentismo. Solo la necesidad de los votos de ERC para mantener a Sánchez en el poder explica este dislate. Pan para hoy...

Indultando, ¡que es gerundio!

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