Llegó a decir Valle-Inclán: “Catalán de navegantes, gallego de labradores...”.
Hay un vínculo natural entre lo mediterráneo y lo atlántico, entre el occidente y el oriente de esa España multi cultural, poliédrica, en la que los extremos parecen unirse para acordar lo esencial.
Los catalanes arribaron a Galicia, allá a finales del siglo XIX, para revolucionar las artes de pesca, hacer conservas y barcos. Aquí se perpetuaron por genealogías en apellidos bien conocidos en la Rías Baixas, como los Puig, Massó, Curvera, Molíns, Sensat, Alfageme, Portanet o Barreras.
Los gallegos fuimos a Cataluña, sobre todo en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, con el desarrollismo, como mano de obra, taxistas, restauradores, presentadores de radio y televisión y cantantes –entre estos últimos hay que destacar a Xosé Luis Blanco Campaña y Ana Kiro–. De aquel germen nacieron universitarios, catedráticos –Basilio Losada, Antón Costas, que presidió el Cercle d́Economía, Margarita Ledo, María José Feijoo, etc–, empresarios de éxito como Cándido Iglesias Barciela, Celestino Lamas Bolaño, Ana Sanjurjo, Amancio López Seijas –habría que tener la agenda y la pericia de su mano derecha, Judith González Domènech, para no dejar de citar a nadie–, líderes de una Cataluña pujante como Olga Bohera, presidenta de los periodistas del Turismo Iberoamericano, o la inigualable Esther Eiros, o la de Carlos Mandianes, Filo o Domingo del Skal Internacional, Iñaki Aldrey, segundo de Jordi Cruz... No son todos los que están, pero son todos los que son en esa Cataluña próxima, en la que crecieron generaciones de hijos y nietos de una diáspora integrada, feliz y quizás la que mejor conserve, junto a Madrid, ese galleguismo que se diluye en la modernidad global.
En medio nos unió, con el País Vasco, un movimiento cultural, Galeuzca, y relaciones múltiples, diversas, a veces más estrechas que evidentes –me acuerdo de Fraga y Pujol, de la Transición, el Estado de las Autonomías, la solidaridad interterritorial o de la Administración Única–. Hoy también, con raíces profundas en el pasado, se puede hablar de la industria textil –la del lino frente al algodón, la de Dalí promocionando las camisas Regojo, se ha convertido en los Puig y los Domínguez de Lonia, en las inversiones de Inditex y Pontegadea, etc.–.
De todo ello hablaba con Toni Cruz –también con Doménec Biosca, esposo de Susana Martínez, maestros del turismo más en vanguardia, la unión perfecta de lo catalán, lo gallego y de la bonhomía, o con Jorge Arqué o con Jordi Alberich, el mejor conocedor de Cunqueiro–.
Toni, ese polímata genial, fue el creador de la Trinca, con Mainat y Pasqual, resultó ser un ser superior, de trayectoria casi infinita sobre los escenarios, delante y detrás de las cámaras, cuya inteligencia se sumaba a una experiencia única como actor, humorista, compositor, productor –Gestmusic, Endemol, etc–, empresario, que junto con sus socios revolucionó la forma de hacer reír, soñar, cantar, promover, crear... hizo de la vida una prodigiosa exhibición de talento y de reconocimiento de otras valías en ciernes: David Bisbal, Rosa, Chenoa, Aitana, Lola Índigo, Manuel Carrasco, David Bustamante... Por o de sus manos surgieron éxitos televisivos inolvidables: Crónicas Marcianas, Operación Triunfo, Mira quién baila, Tú sí que vales... y con ellos se hicieron más grandes los Sardá, Ana Rosa Quintana...
En Galicia, Toni Cruz consolidó, entre otras, las Tardes de Ana Kiro y colaboró con Zaza Ceballos, participó del mejor momento de la historia de los medios públicos gallegos, de la Crtvg y de la TVG, que ahora cumplen 40 años... Logró hacer bailar un pasodoble en prime time a Manuel Fraga Iribarne… Sabía más que nadie de audiencias, de Catalunya, de España, de la Galicia catalana, de casi todo, y nos ayudó sobremanera...
El más allá ha ganado un nombre para la inmortalidad, mientras la memoria se distrae entre merecidos aplausos eternos para quien se ganó todo el respeto en vida y una risa irónica. Hoy le reciben en audiencia en el más allá.
Yo tuve la suerte de ser su amigo y de trabajar a su lado. D.E.P.